Una cifra significativa: aproximadamente el diez por ciento de los españoles que emprenden un viaje internacional son niños. Una advertencia: los padres suelen centrar sus preocupaciones en las enfermedades infecciosas y en la necesidad de recibir una serie de vacunas cuando, en realidad, los riesgos reales son muy variados: contactos con animales, baños en parajes peligrosos, ingesta de bebidas o comidas en mal estado... Y un ejemplo basado en un dato muy concreto: los accidentes de tráfico son la causa más frecuente de muerte entre los niños que viajan.

Éstas son algunas de las observaciones y conclusiones que la médica asturiana Belén Robles García ha incluido en su artículo ´Ellos también viajan´, publicado en el último número de la revista ´Pediatría Atención Primaria´. Jefa del servicio de Sanidad Exterior emplazado en Gijón, Belén Robles es doctora en medicina y especialista tanto en medicina preventiva y salud pública como en pediatría. Ha trabajado para la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Atlanta (EE UU).

La temática de la investigación es oportuna, por cuanto en España "en la última década se ha incrementado la población inmigrante, lo que aumenta el número de familias que retorna a sus países de origen para visitar a sus amigos y familiares", argumenta la autora del trabajo. Pese a esta tendencia, "existe poca información de la medicina previaje" relativa a los más pequeños, agrega.

"Los padres, con sus hijos, deben acudir a los centros de vacunación internacional al menos un mes y medio antes del viaje", señala la doctora Robles, quien además es máster en salud pública y ha obtenido en Boston el Certificate in Travel Health, uno de los títulos más prestigiosos de la especialidad a nivel mundial. A juicio de la especialista ovetense, no resulta recomendable realizar viajes puramente turísticos con niños menores de dos años.

En su artículo de la revista oficial de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, Belén Robles describe las particularidades que deben tenerse en cuenta cuando un niño realiza un viaje internacional: consejos generales, vacunas, prevención de la malaria... El amplísimo abanico de indicaciones pone de relieve que los riesgos son múltiples. Una observación que puede ser pasada por alto: en los viajes en avión, "el niño no debe ir sentado en la fila del pasillo, ya que existe riesgo de caídas de equipajes". Otra recomendación: en determinados países resulta peligroso poner a secar la ropa sobre el suelo.

Como criterio general, "el niño que realiza un viaje internacional debe tener actualizado el calendario vacunal". Asimismo, conviene que los padres no pierdan de vista a sus hijos, ignorantes en ocasiones de los riesgos que les acechan. Es sabido que los niños son un grupo de riesgo para las mordeduras de animales, pero también se debe tener presente que "el mayor peligro radica en que no les cuenten a sus padres el antecedente de mordedura o lamido de algún animal durante el viaje", enfatiza la doctora Robles.

Las precauciones de los padres no han de concluir en el momento de la vuelta a casa. A partir de ese momento, deben sostener su actitud de observación del niño. Y deben acudir al médico si presenta síntomas como fiebre o febrícula mantenida, cuadro pseudogripal, diarrea persistente, manchas en la piel...