Expertos en patologías del sueño han detectado que en los dos últimos años, coincidiendo con la crisis económica, se ha registrado una mayor incidencia de personas que tienen dificultades para iniciar o mantener el sueño por la ansiedad e inseguridad personal que les crea la incertidumbre de su situación económica.

En declaraciones a EFE, el director de la Unidad Valenciana del Sueño, Gonzalo Pin, ha señalado que la "frustración y ansiedad" que provoca tanto perder el trabajo como una situación laboral inestable puede generar alteraciones en el sueño.

"Dormir bien es un derecho de salud pública que abarca todas las áreas de salud del ser humano y se puede ver dificultado por situaciones económicas", ha señalado Pin, quien ha indicado que ha habido un aumento de pacientes con problemas de insomnio psicofisiológico, aquel inducido por la ansiedad.

También las situaciones que ocasionan un estrés diurno pueden condicionar por la noche la aparición de pesadillas o del bruxismo (rechinar de dientes durante el sueño), un problema que provoca levantarse de la cama con dolor de cabeza y de mandíbula.

Gonzalo Pin ha explicado que aunque no hay datos estadísticos, en los dos últimos años, y coincidiendo con la situación de crisis, ha crecido el número de pacientes con "insomnio de anticipación", aquellos que a mitad de mañana o por la tarde "piensan que van a dormir mal".

También pueden tener estos problemas de sueño personas que tras perder el trabajo han "cambiado su vida" y de tener unas rutinas y la obligación de levantarse a una hora determinada han pasado a "no tener horarios o acostarse muy tarde" viendo la televisión o navegando por internet.

"Se pierde la rutina y la higiene del sueño", ha asegurado el experto en patologías del sueño, quien ha explicado que el déficit crónico de sueño suele favorecer la aparición o mantenimiento de la obesidad y de la resistencia a la insulina, y puede complicar los controles de hipertensión.

Pin ha tratado casos como el de una mujer que al quedarse en el paro tuvo que volver a las tareas domésticas de su casa, mientras antes pasaba gran parte del día trabajando: ello le ha creado una "situación de ansiedad y frustración".

También ha visto el caso de un hombre con problemas de sueño que estaba muy molesto porque él estaba desempleado y su pareja, sin embargo, sí que iba a trabajar.

"Estas dificultades a la hora del sueño afectan por igual a hombres y a mujeres", ha indicado Pin, quien ha explicado que en su unidad atiende a personas "de todos los estamentos, desde altos ejecutivos que se han quedado en la calle hasta un trabajador de la construcción".

En estos problemas de sueño "no hay distinciones, no es una cuestión de cultura sino de inseguridad de la situación personal, y esto se da en todas las capas sociales y en ambos sexos".

Ante un insomnio de corta duración el tratamiento puede ser farmacológico pero, según Pin, cuando el problema se alarga la terapia debe ser cognitiva conductual, con el objetivo de cambiar la manera de ver esa realidad y asumirla de forma menos traumática.

Los expertos desaconsejan la automedicación, ya que los hipnóticos mal usados pueden tener un efecto rebote. Por ello, recomiendan al afectado que acuda a su médico de cabecera para pedir una solución.