El 22 de julio embarcaron en Nueva York a bordo del "Comanche", el 100 pies estadounidense nacido para batir récords. El 28 de julio tocaron tierra en Europa después de haber completado el cruce del Atlántico más rápido de la historia para un monocasco. El día 29 ya estaban en Palma para competir en la 35 Copa del Rey Mapfre. Ambos se enfrentan esta semana por el título de clase Singular Kitchen IRC 1. Los rápidos no paran.

El recorrido oficial para asaltar el récord del Atlántico se establece entre Ambrose Light (frente a Nueva York) y Lizard Point (costa británica), una travesía de 2.880 millas náuticas (más de 5.300 kilómetros). La marca a batir llevaba casi 13 años inalterada; la estableció en octubre de 2003 el 140 pies británico "Mari-Cha IV" en 6 días, 17 horas y 52 minutos. El "Comanche" la tenía en su punto de mira desde su nacimiento en 2015. Su armador, el magnate estadounidense Jim Clark, decidió intentarlo este año.

Rojo, amarillo... ¡verde!

Elegir el momento de zarpar es una de las claves del éxito en un proyecto de récord. El equipo vigila la evolución de la meteorología y va informando a la tripulación con un código de colores, como explica Pablo, un fijo de la "tribu Comanche": "El color rojo significa que no salimos, el naranja es que existe una posibilidad y hay que permanecer alerta, y el verde es que nos vamos. Tres días antes de la salida nos avisan con el naranja. Dos días antes se toma la decisión. Nos avisaron a las 22:00h (hora española), a las 09:00h ya estaba volando rumbo a Nueva York, y a la mañana siguiente estábamos a bordo".

Pepe se estrenaba en esta travesía. "Yo estaba en la lista de reservas, y tuve la suerte de estar disponible cuando decidieron asaltar el récord", comenta. Su elección para formar parte de este grupo de elegidos no fue casualidad. Entre su extenso palmarés atesora cuatro ediciones de Volvo Ocean Race, tres de America´s Cup, el récord Barcelona-Nueva York,€ y alrededor de 250.000 millas navegadas en regata. En el "Comanche" ejerció de proa. "Literalmente, el primer día que navegué con el barco ya estábamos con el récord". A bordo, 17 tripulantes (cinco menos que la tripulación habitual) y nueve velas (dos menos que en una regata convencional). Había que ir ligero.

La ventana

"Comanche" partió de Nueva York el 22 de julio por la tarde. El parte era favorable, y el potencial del coloso de 100 pies sobradamente conocido. En 2015 estableció el récord de distancia recorrida 24 horas por un monocasco en 618 millas a una estratosférica media de 25,75 nudos.

Pepe ha cruzado el Atlántico en innumerables ocasiones. "Es bastante diferente a competir en regata", reconoce. "Sabes que sólo navegas cinco o seis días, no peleas contra nadie más que contra ti mismo, y no tienes que arriesgar tanto porque lo único que puede fastidiarte el récord es que rompas algo. No paras de trabajar, pero es mucho menos estresante". Pablo coincide: "Aquí decides cuándo salir. En nuestro caso, fuimos delante del frente, con viento a favor mantenido de 20-30 nudos y poca ola, apenas dos metros". Apenas realizaron ocho cambios de vela y otras tantas trasluchadas en toda la travesía.

"Según nuestro navegante -Stan Honey-, somos el primer barco que ha cruzado con viento mantenido del suroeste. Normalmente hay una transición llegando al anticiclón de las Azores, pero nosotros no lo hemos tenido. Dice que hay unas seis posibilidades de salida al año, con tres ventanas reales, y hemos acertado con una de ellas".

Pepe, Pablo y sus 15 compañeros de travesía cruzaron la línea de llegada de Lizard Point a las 11:45h del 28 de julio, tras 5 días, 14 horas y 21 minutos. Habían conseguido rebajar el récord previo en más de 27 horas. Velocidad media: 22,44 nudos. Impresionante. "Este barco todavía tiene margen para mejorar el récord", avisa Pablo.

De momento, cambian de registro en Palma. A veces está bien bajar el ritmo, respirar hondo, y disfrutar de un evento como la Copa el Rey Mapfre.