Como el resto de modelos de la marca Volvo, el V40 2017 es prácticamente perfecto en todo. Con tal afirmación debería ser el coche que tendríamos recomendar a ciegas cuando se nos pregunte por un vehículo de su segmento, pero las ´imperfecciones´ también tienen su encanto y su público.

El V40 es el coche ideal para aquellos que de alguna manera comparten el carácter nórdico de sus creadores. Es sobrio hasta decir basta, lo que conlleva un sinfín de ventajas como un diseño que gusta a la mayoría y que es muy atemporal; un interior en el que sobre todo prima la ergonomía, el confort y la funcionalidad; y un comportamiento basado en la comodidad en el que destaca la calidad de vida a bordo. Pero para todo ello hay que renunciar de alguna manera a ese toque picante pero también perecedero en la apariencia exterior, a las incomodidades que conllevan los atractivos interiores de corte deportivo, o a la diversión al volante que aporta un chasis más rígido. Como decimos, todo es cuestión de gustos, y para los que coincidan con la primera descripción, sí nos atrevemos a decir que hay pocos candidatos tan idóneos como los que se ofrecen en el catálogo de productos de la marca Volvo.

Sin sorpresas

Cuando ya has conducido un Volvo, de alguna manera sabes cómo se comporta el resto de la gama y las nuevas creaciones de la firma escandinava, y eso es exactamente lo que nos ocurrió con el V40 2017. Es un coche que se conduce con una facilidad pasmosa y muy apreciada por aquellos que, más que sensaciones al volante, buscan una buena respuesta general del vehículo. La dirección es muy agradable, las suspensiones filtran a la perfección cualquier irregularidad del firme para que no sea reproduzca en el habitáculo, y la calidad de rodadura es simplemente excepcional.

A esto cabe sumar una respuesta del motor exquisita en la que la progresividad es la nota más destacada. Hablamos concretamente del propulsor diésel D2 de 2.0 litros y 150 cv, acoplado a un cambio automático de seis relaciones. Este motor combina contundencia y suavidad a partes iguales, lo que se traduce en un comportamiento muy agradable. Otro aspecto positivo de esta mecánica es su frugalidad; no es de 3,8 l/100 km como anuncia la marca, pero sí se conforma con poco más de 5 litros a los cien.

Adiós a la fatiga

Tuvimos la ocasión y el placer de hacer un trayecto de largo recorrido con este coche. Y decimos placer porque no hay otra palabra que exprese mejor lo que sentimos al llegar a nuestro destino. La sensación de fatiga era totalmente inexistente y las horas al volante se nos pasaron literalmente volando. Y eso no es más que el resultado de un habitáculo excepcionalmente confortable, de un motor tan suave y silencioso como capaz y potente, y de una dotación de sistemas de ayuda a la conducción y de seguridad que hacen que el coche conduzca prácticamente solo y vele por nuestra seguridad en todo momento. Esta experiencia de viaje sólo podría ser superada de una forma, a los mandos de un Volvo de segmentos superiores.

Pero como decíamos al inicio no estamos ante el coche perfecto, porque la imperfección también tiene su encanto. Echamos en falta algo más de feeling al volante. Algo muy apreciado por los amantes del motor y la adrenalina. A la dirección le falta ser un poco más directa, lo que no hay que confundir con precisa, que sí lo es, y mucho además. Las reacciones del coche también carecen de algo de viveza y la progresividad del motor tampoco es el mejor aliado de la diversión.

Pero si tuviésemos que elegir un coche para el día a día o para largos viajes, y los candidatos fuesen el V40 ó un coche de corte más deportivo, sin duda nos decantaríamos por el modelo de la firma nórdica.

Más información: Volvo Autovidal