En un discurso impartido en el World Knowledge Forum celebrado en Seúl, Corea del Sur, el catedrático Amnon Shashua, CEO de Mobileye y vicepresidente primero de Intel, ofreció al sector de los vehículos de conducción autónoma un mecanismo para demostrar la seguridad de este tipo de automóviles. Su solución, publicada en un artículo académico y en un resumen general, proporciona una fórmula formal y matemática para asegurar que los vehículos de conducción autónoma pueden funcionar de manera responsable y que no causan accidentes por los que pueden ser culpabilizados.

Mobileye es una compañía de Intel líder en tecnología para automatización y el mayor suministrador del mundo de cámaras para sistemas avanzados de asistencia al conductor (ADAS). Shashua y su colega Shai Shalev-Shwartz cuentan con muchos años de éxito en automatización de vehículos y en la evolución desde ADAS a la autonomía completa, y han desarrollado una fórmula matemática para ofrecer certeza a las preguntas abiertas sobre responsabilidad y culpabilidad en caso de accidentes en donde se ven involucrados vehículos sin conductor humano.

El modelo propuesto se denomina Responsibility Sensitive Safety y ofrece unos parámetros específicos y evaluables para los conceptos humanos de responsabilidad y precaución, además de definir un "estado seguro", en donde los vehículos autónomos no pueden ser la causa de un accidente, independientemente de las acciones que lleven a cabo los otros vehículos.

En su discurso, Shashua solicitó al sector y a las personas encargadas de elaborar políticas el "desarrollo de forma colaborativa de unos estándares para asignar definitivamente la culpabilidad en los accidentes" cuando exista un choque entre un vehículo conducido por una persona y otro automóvil de conducción autónoma. Explicó que todas las reglas y regulaciones actuales se basan en la idea de la existencia de un conductor al control de un vehículo y que se necesitan nuevos parámetros para los automóviles autónomos.

El modelo RSS formalizó esto de manera que garantiza que los vehículos de conducción autónoma van a funcionar sólo dentro del marco definido como "seguro", siguiendo unas definiciones calaras de culpabilidad acordadas por el sector y los reguladores.