Mallorca es una isla maravillosa. A nadie le estamos descubriendo nada al hacer tal afirmación. Pero verla a través del silencioso y tranquilo movimiento de un vehículo eléctrico es algo único.

Las ecoRUTAS by Renault que podremos disfrutar a lo largo de los próximos meses no solo nos acercarán a algunos de los lugares más desconocidos de la isla, sino también a sus gentes, sus pueblos, sus restaurantes y especialmente a sus carreteras. Y aunque sa Calobra no es precisamente desconocida, sí que estamos ante la que es a todas luces una de las más maravillosas carreteras que hay en el mundo.

Las ecoRUTAS by Renault partirán siempre desde Palma, concretamente desde la sede de Diario de Mallorca, en el polígono de Nou Llevant. Esta semana, para disfrutar de la carretera de sa Calobra saldremos por la calle Aragón en dirección a Marratxí. Siempre que nos sea posible evitaremos las autopistas y vías rápidas por dos razones: son el peor enemigo de los coches eléctricos y nos impiden disfrutar de los bellos paisajes que nos encontraremos al circular por las carreteras comarcales.

Tras salir de Palma pasaremos por algunos de los más pintorescos pueblos del interior de la isla. Santa Maria del Camí, Alaró, Lloseta y Mancor de la Vall deleitarán nuestra vista justo antes de iniciar el ascenso en dirección a Escorca.

Durante la subida el Renault Zoe se muestra ágil en las curvas y sobrado de potencia en las pendientes, pese a ir cargado con tres personas y otras tantas mochilas repletas de viandas y enseres playeros.

En el desvío de Lluc encontraremos las indicaciones para llegar a sa Calobra, momento en el que empieza lo bueno. La magnífica carretera es un juego de niños para el Zoe que, además, carga generosamente sus baterías durante el descenso. Al llegar al punto de recarga de sa Calobra, pese a la subida, apenas habíamos gastado la mitad de la batería, abaratando considerablemente el viaje y habiendo empleado poco más de dos horas en llegar.

Tras una jornada de playa, con excursión por la zona incluida, iniciamos el regreso, pero esta vez fuimos por el Coll de Sóller. La subida es dura, pero el Renaul Zoe vuelve a demostrar que en montaña se encuentra en su salsa. Si aprovechamos el atardecer, al llegar a la cima disfrutaremos de unas vistas increíbles. Durante el descenso del Coll, el Zoe vuelve a regarcar considerablemente sus baterías para pasar a continuación a un gasto mínimo. El suave descenso de la carretera de Sóller en dirección a Palma es tranquilo y delicioso, provocando que algún ocupante se rindiera a los brazos de Morfeo tras un fabuloso día disfrutando del paisaje mallorquín.