El pequeño Smart Fortwo es posiblemente uno de los más innovadores coches que han surgido en los últimos años. Desde que salió al mercado en 1998, este pequeño vehículo urbano no ha parado de sorprender a propios y extraños, y en su última versión descapotable no iba a ser distinto. Y es que ver pasar el nuevo Smart Fortwo Cabrio por la calle es casi tan agradable como ponerse al volante y conducirlo por la ciudad. O por cualquier otro lugar de la isla.

La unidad que tuvimos la oportunidad de probar incorporaba el motor más potente, el de 90 CV, con cambio automático y el acabado Passion, el más básico pero también el más vendido. Aunque siendo honestos, poco tiene de básico el coche que condujimos.

Evidentemente, lo primero que haces al estar frente al Smart Fortwo Cabrio es juguetear con su capota de material flexible. Fabricada en tres distintos colores -negro, rojo y el nuevo color azul vaquero que se lanzará en breve- llama poderosamente la atención la velocidad con la que se abre y cierra. Su mecanismo eléctrico se acciona desde un botón que se encuentra situado en la consola central, junto al cambio de marchas, y tiene dos posiciones.

Partiendo de un estado en el que la capota está cerrada, al accionar el botón esta se abre hasta dejar libre por completo el techo, momento en que se detiene. El Smart, que en ese momento queda tipo Targa, necesita un poco de ayuda ´extra´ para ser totalmente descapotable ya que los brancales sobre los que se desliza el techo, y que están fabricados de resistente metal, deben ser retirados para que el coche quede totalmente descubierto.

Los dos brancales laterales se pueden alojar, una vez retirados, en un ingenioso compartimento creado especialmente para ello que se encuentra en el interior del portón trasero. Con una segunda pulsación el coche queda totalmente descapotado y listo para la aventura.

Sorprendentemente ágil

Una de las más llamativas características del Smart Fortwo Cabrio es su comportamiento en ciudad. El coche es extremadamente ágil y llevarlo por el centro de Palma, o por las ratoneras calles de algunos de los pueblos del centro de la isla es una auténtica delicia. Las calles más esquinadas, esas en las que la mayoría de coches necesitan varias maniobras para poder girar mientras rezamos para no rozar las puertas con las esquinas, no son más que un simple divertimento para este Smart.

Su amplio... No... Su increíblemente enorme radio de giro hace que prácticamente gire sobre su eje, por lo que las visitas a los pueblos más pintorescos de la isla son pura diversión, sea como sea la callejuela por la que tengamos que girar.

Ese radio de giro también se deja notar a la hora de aparcarlo, y como muestra un botón: conseguimos estacionarlo en un hueco en el que apenas sobraban 20 centímetrostanto por delante como por detrás, y con un camión en doble fila que impedía el aparcamiento. Y puedo asegurar que aparcar no es uno de mis fuertes...

El consumo del Smart es ajustado, ideal para un coche con un motor de 90 caballos como el que lleva, y su respuesta en situaciones de necesidad es inmediata y rápida, pese a ser un coche automático. El sistema de encendido y parada automático del motor en los semáforos no es el más silencioso que hemos probado, pero es uno de los mejores. Un detalle muy interesante: la pantalla del cuadro de mandos ofrece la posibilidad de controlar el consumo en tiempo real, ayudándonos a conducir de forma más eficiente y ecológica.

Y ahora es cuando más de uno está pensando que este coche solo tiene dos plazas. Pero es que el Smart Fortwo Cabrio es un coche para todo el mundo, aunque no es para cualquiera. Es una joya única, un pequeño capricho con clase y estilo del que no te quieres bajar una vez que lo has conducido. Pero entonces te das cuenta de que tienes mujer e hijos, y tu única preocupación es decidir a quién dejas en tierra.