Los animales de compañía no son un regalo para nosotros, al revés, nosotros debemos ser un regalo para ellos. Por eso, si no estamos preparados para estar a la altura de su entrega y fidelidad, mejor no adoptarlo.

-¡Hola! ¿Cómo estás? Soy ese cachorro que, estas próximas navidades, estás pensando en adoptar. Aún no tengo nombre. Esa será la primera decisión que tengas que tomar pero, no la única. Tendrás que decidir muchas cuestiones en muy poco tiempo: dónde dormiré, que cosas podré hacer o, simplemente, por donde me sacarás a pasear. Y muy pronto, hasta harás nuevos amigos gracias a mí. Será, sin duda, una experiencia maravillosa pero, eso sí, siempre y cuando, todo vaya bien.

Por eso, quiero pedirte una cosa: cuando llegue el momento y vengas a por mí, por favor, antes, piénsatelo bien. Yo seré bueno. Te entregaré mi vida y me comprometo a transformar tu tristeza en compañía. Seré como quieras que sea, en realidad, cómo me enseñes a ser.

Pero, tampoco quiero engañarte. Tardaré tiempo en acostumbrarme y, probablemente, cuando consiga descubrir que los cojines del sofá no se inventaron para morderlos, ya me habré llevado más de uno por delante. Te pido que tengas un poco de paciencia conmigo.

Y no olvides que un día creceré y que, poco a poco, me iré convirtiendo en todo un perro adulto. Quizás, para entonces, ya no sea tan guapo o tan pequeño como esperabas pero, sea como sea, por favor, no me abandones.

He oído que, todos los años en enero, ingresan en los albergues y refugios, perros y gatos con nombres tan sonoros como: Navidad, Noel, Baltasar, Melchor o Gaspar. Fueron regalos de navidad que, tras las fiestas, acabaron abandonados como si fueran, simplemente, juguetes rotos. Dicen que, en España, la mayoría de perros que son abandonados en verano, fueron regalos hechos en navidad.

Yo no quiero acabar así. Imagínate, aún no te conozco, y ya te quiero. No olvides que somos seres muy especiales llenos de amor.

Por eso, si estás pensando en incorporar a tu familia un perro o un gato estas fiestas, recuerda que, en los albergues y en la misma calle, vivimos muchos abandonados que estamos deseando conocerte pero, también, crecer y envejecer a tu lado. Por favor, no nos falles, que este año, por primera vez, nadie que nos regale, luego nos abandone-.