Tener una muerte digna es tan importante como una vida con dignidad. En este sentido, es en el único que creo que los animales tienen ventaja sobre los humanos, y es que a ellos sí que se les puede proporcionar un alivio del sufrimiento innecesario cuando la muerte ya es inevitable y no se puede hacer nada más. Evidentemente esto con lleva muchos riesgos, ya que existen personas y profesionales que llevan a cabo este procedimiento de manera irresponsable y carente de ética. Sin embargo, cuando se realiza desde la coherencia y la responsabilidad, se convierte en un hecho tremendamente positivo.

Lo que ocurre, es que debido al momento en el que nos encontramos tan doloroso, no nos paramos a valorar lo que realmente estamos haciendo por el animal. Es un gesto de amor hacia nuestros animales, a pasar de ir asociado a la culpa en muchas ocasiones por nuestras dudas e inseguridad.Me gustaría hacer hincapié en el caso de las personas que rescatamos animales. Desgraciadamente, es frecuente que cuando intentamos ayudar a un animal ya sea demasiado tarde o no tenga solución veterinaria. En ese caso, el dolor, la frustración y la impotencia, unidos a la rabia, nos invaden y nos generan muchísimo dolor. Sin embargo, el hecho de coger a ese animal y llevarle a una clínica para que le ayuden a dejar de sufrir, le proporcionen una muerte digna y se vaya acompañado y querido con los cuidados médicos necesarios, es tremendamente valioso, tanto como cuando sí que conseguimos llegar a tiempo y le podemos curar o salvar.

La muerte es el último paso de la vida y como tal requiere una consideración especial. En el caso de los animales rescatados, a veces ese último momento es el más bonito que han podido experimentar. Por ello, quiero resaltar el hecho de que ayudar a morir cuando ya no se puede hacer más y la vida supone un elevado nivel de sufrimiento también es ayudar, y que aunque para nosotros sea muy doloroso, para el animal supone poder marcharse con dignidad.