Alejandro González Davidson, de 34 años, se ha convertido esta semana en uno de los principales focos de la actualidad tras ser expulsado de Camboya, país en el que ha vivido los últimos doce años. El ecologista español comenzó su estancia de manera plácida con un buen sueldo y un cómodo trabajo como profesor de inglés, al que renunció para convertirse en defensor acérrimo del valle de Areng,.

González Davidson pasó a ser el director de la ONG Madre Naturaleza Camboya (MNC) y a oponerse junto a muchos otros camboyanos a un gobierno que planea contruir una presa hidroeléctrica en dicha región, un entorno natural al margen de la influencia devastadora de la evolución del hombre.

La empresa china Sinohydro Resources es la encargada del proyecto de la presa de Cheavy en el río de Areng, después de que otras dos grandes compañías chinas declinaran la oferta, la primera por el impacto medioambiental y social y la segunda por razones económicas.

El activista español fue protagonista de protestas pacíficas bloqueando las carreteras y las obras en la zona. Tal fue el impacto y el apoyo recibido de las movilizaciones, que el primer ministro de Camboya, Hun Sen, llegó a amenazar con desplegar vehículos militares si continuaban las actividades ecologistas, según publicó el periódico camboyano "Phnom Penh Post".

Pero finalmente no le ha hecho falta al gobierno camboyano hacer uso de la fuerza, al menos no de la física. Ha bastado con denegar la renovación del visado del español y obligarle a abandonar el país contra su voluntad.

"Soy camboyano y he sido exiliado ilegalmente de mi país por decir la verdad y defender los derechos naturales Camboya. Voy a volver, eso es seguro. Lo único que no sé es cuando", fue la respuesta del ecologista al "Phnom Penh Post".

Otra historia de injusticia social en la que se utilizan métodos burocráticos para silenciar las voces disidentes. González Davidson se encuentra en Tailandia en su escala para llegar a Madrid.