"El Señor no se equivoca. Él me hizo casting y no pude decir que no". De esta forma explica la viguesa Olalla Oliveros, de 36 años, su decisión de abandonar el mundo de la moda, la publicidad, el cine y la televisión, en el que tenía un brillante futuro, para ingresar en un convento en régimen de semiclausura.

El próximo 1 de mayo se cumplirán cuatro años desde que la hermana Olalla del Sí de María, como se llama ahora, ingresara en la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, una asociación católica con sedes en San Miguel de Oia y en Madrid. No ha sido hasta fechas más recientes cuando ha contado en público el golpe de timón que decidió dar a su vida, una decisión radical que su entorno más próximo, familiar, profesional y social, no comprendió.

Localizamos a Olalla Oliveros en una residencia de ancianos de Madrid, donde realiza su labor, pero la religiosa declina amablemente realizar más declaraciones. "La madre [general] me dijo que libremente tomara una decisión. Y he decidido que no", contesta al teléfono. "Le encomendamos a San Miguel Arcángel, para que tenga éxito en su trabajo -le dice al periodista-. Buena huella, adiós".

Con formación en teatro y en danza, Olalla Oliveros protagonizó numerosos anuncios publicitarios y participó en series como "La familia Mata" (2007) y "El comisario" (1999), así como en la película "Fase terminal" (2010). En diciembre de 2009 inició la grabación de "Fuera de juego", una teleserie en la que iba a actuar junto a Fernando Andina, Diana Palazón y Álex Angulo, pero Telecinco canceló el proyecto antes de su estreno.

Pese a esa decepción, las cosas le iban bien profesionalmente a Olalla. Así lo contaba la actriz viguesa durante un retiro en Ourense el pasado año: "Al llegar a Vigo mis amigas me decían ´oye, que fui a tal tienda y te vi en un catálogo´; ´oye, que te vi en un anuncio´. Eso momentáneamente te llena. Ves admiración, te reconocen (...) Pero a solas con el Señor no te puedes esconder. Y no era feliz".

Una explicación similar fue la que escuchó en su día su representante, Mirella P. Melero. Esta amiga además de manager, que dirige la agencia Plan B en Madrid, no sabía que Olalla preparaba, valga la redundancia, un "plan B" para su vida. "Ella tenía un trabajo confirmado y me llevé una gran sorpresa -comenta la representante-. Le habían dado un papel importante en una serie junto a nombres reconocidos de la interpretación. Estaba recogiendo los frutos de un gran trabajo".

Añade Mirella P. Melero que hubo quien se mofó de aquella decisión. Muchos en su entorno desconocían su religiosidad, que era una católica muy practicante. "Fue una decisión personal y la respeto -comenta-. No soy religiosa ni creo en la Iglesia Católica, pero Olalla me explicó sus motivos y yo me creo su vocación", subraya.

Su familia no encajó bien el hecho de que Olalla -una bellísima persona, más por dentro incluso que por fuera, coinciden todos- pasase del artisteo al convento. Según fuentes del entorno familiar, Olalla entró en contacto con la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel a través de una amiga y compañera del colegio Amor de Dios, de Vigo. El hermano de esta amiga había salido de la adicción a la droga gracias a la ayuda espiritual. Según estas versiones, que no hemos podido contrastar con la propia Olalla, la joven viguesa conocía al fundador de la Orden y Mandato, Miguel Rosendo, desde que tenía 15 años, y "entró [en la asociación] en un momento muy bajo" de su vida. Si tuvo influencia en su decisión algún revés sentimental es solo materia de especulación. Nadie, salvo ella, lo podrá confirmar o desmentir.

Según cuenta la propia Olalla, volvía a la vorágine de Madrid, donde llevaba una década trabajando, después de pasar tres días en Fátima, cuando las preguntas empezaron a agolparse en su cabeza: "Qué es lo que me da esta fuerza? ¿Qué es lo que me da esta paz?, me preguntaba (...) Dios me fue dando la fuerza, las luces (...) No me quitaba una monja de la cabeza. Me reía. Decía, ¡oh Señor, ¿cómo puede ser que me estés pidiendo esto?! Y venga reír y venga a llorar. Así me pasé todo el camino en autobús, de noche".

Una felicidad inmensa la embargó: "Fui a misa, me confesé, hablé con el sacerdote. Y cuando intentaba hablar con Jesús no conseguí hablar con Él, porque me daba la risa. Era tanta la alegría que lo único que hacía era reírme, porque estaba entendiendo que era feliz, que el Señor me pedía eso".

Al contrario que la supermodelo brasileña Adriana Lima, que de pequeña quería ser monja para ayudar a los demás, a Olalla nunca se le había pasado por la cabeza ser religiosa. "Yo soñaba con ser actriz. De hecho, me iban las cosas muy bien (...) Ese gozo y esa felicidad no la da ni un vaquero, ni un novio, ni un ´qué guapa estás´, ni un tacón alto".

En semiclausura

El 1 de mayo de 2010, Olalla ingresó en semiclausura en Vilariño, Oia (Pontevedra). La Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, que tiene el status canónico de Asociación pública de fieles, incluye tanto a seglares (laicos) como a personas consagradas, que viven en comunidad. Son los miguelianos y miguelianas. Estas últimas, como Olalla, realizan votos privados, como no casarse, obedecer y servir al prójimo. En sentido jurídico y canónico no son monjas, aunque coloquialmente se les llame así por su hábito.

El origen de este colectivo religioso está en la música. Su fundador, el vigués Miguel Rosendo da Silva, ha publicado discos de canciones católicas, algunas de estilo pop y rock. En ellas participan religiosas con el llamativo hábito azul y amarillo de la Orden, como las hermanas Sandra y Marta, cuyas armonías vocales recuerdan a las del dúo Ella Baila Sola. La música y el teatro son dos de las maneras con las que esta asociación realiza su apostolado. Por las mañanas, rezan; y por las tardes, prestan servicios como asistencia a enfermos, jóvenes y ancianos, y actos de caridad como colectas para el Banco de Alimentos.

La asociación funciona aún a modo experimental. No es ni una compañía, ni una orden, ni una congregación. "El Espíritu Santo da los carismas a quien quiere, y la Iglesia discierne cuáles son verdaderos", explican en fuentes de la Diócesis de Tui-Vigo. "Es un experimento que saldrá o no saldrá, un proceso de muchos años", añaden.

La visita de la hija de Isabel Preysler, Tamara Falcó, a la Orden y Mandato hace unos meses ha puesto el foco en esta asocación católica, cuyos miembros femeninos visten hábito sin ser propiamente monjas. Como ha ocurrido con otras organizaciones religiosas de nuevo cuño, no se han librado de las especulaciones sobre comportamientos supuestamente sectarios.

Sin embargo, en la Diócesis subrayan que "la Santa Sede suele hilar muy fino" en este aspecto y que no tolera dichas conductas. Además, sus miembros son mayores de edad, con una media de unos 30 años. Fue ya pasada la treintena cuando Olalla decidió apartarse de las cámaras para -como dijo el papa Francisco- convertirse en "la levadura que lleva el mensaje de Jesús".