Nacida en San Sebastián, en 1978, Marta Etura, vicepresidenta de la Academia de Cine Español, protagoniza 'Los últimos días', un thriller apocalíptico ambientado en Barcelona. Un filme más para su notable lista de títulos, algunos compartidos con su pareja, el actor Luis Tosar, como 'Mientras duermes' y 'Celda 211', por la que obtuvo el premio Goya. Para la actriz, la maternidad es la única diferencia entre ambos sexos.

A su brillante currículum en la gran pantalla se suma ahora un nuevo trabajo en los escenarios: 'Return', un espectáculo que mezcla elementos de la danza y del teatro para reflexionar, utilizando la plástica y la palabra, sobre cómo hombres y mujeres han creado un ideal romántico con el que ahora resulta bastante difícil convivir.

"La sociedad ha generado una imagen del amor a través de las revistas, los anuncios, las películas, los cuentos de hadas, absolutamente idealizada, y en esta función queremos mostrar que ocurre justo lo contrario. Que el recorrido de cada pareja está lleno de claroscuros, altibajos, momentos álgidos y crisis. La realidad en materia de relaciones amorosas es mucho más rica y más compleja de lo que nos venden, y si se supiera desde el principio que no todo es de color de rosa, las cosas entre las parejas serían mucho más fáciles".

En el espectáculo, los intérpretes se preguntan en qué parte del cuerpo se guarda el amor, "porque hemos ido a elegir para idealizarlo un órgano vital, pero poco estético y lleno de sangre, y lo hemos convertido en un corazoncito dibujado, como símbolo de lo amoroso. Hay que ver las cosas desde un prisma más real, para no desilusionarse. Es como lo de los Reyes Magos. Yo opino que es mejor saber que los príncipes azules no existen, porque si nos empeñamos en mantener la creencia, al final nosotros mismos acabamos generando conceptos que nos hacen daño".

Entre ellos, situaría los clichés que pintan a los hombres como seres muy diferenciados de las mujeres en materia de carácter, sentimientos y modo de ver la vida. "Yo creo que eso es totalmente falso. Hemos creado unos estereotipos muy perjudiciales. La mujer tiene que estar estupenda físicamente y ser muy buena en todo. El hombre debe ser también muy viril, más allá de las idas y venidas con el famoso lado femenino. Y dependiendo de las épocas, el hombre ha tenido que llevar el dinero a casa, y la mujer, tenerlo todo como los chorros del oro. En fin; en cada cliché que hemos creado hemos dejado parte de nuestra libertad".

El tictac del reloj biológico sería, en su opinión, la única diferencia entre sexos "más allá de las generalizaciones, porque esto es una realidad. El deseo de ser madres conlleva un proceso biológico que paraliza tu vida durante un tiempo que no suele ser inferior a un año de tu vida. Al hombre eso no le ocurre. Sí, algunas no escuchan ese tictac, pero son pocas. Yo creo que todos estamos marcados por nuestra naturaleza y nuestra sexualidad, y la gran mayoría de las mujeres quieren ser madres".

Esa idealización de cuanto tiene que ver con el amor, que, a su entender, tanto enreda en el día a día, no tiene nada que ver con las preferencias a la hora de relacionarse con el otro sexo. "Por supuesto que tengo un esquema de mi hombre ideal: inteligente, con sentido del humor -eso es fruto de la inteligencia-, con capacidad para divertirse, amoroso, cariñoso. En fin, no soy muy original, creo que, al final, todos buscamos lo mismo. Pero como a mí me gusta mucho la danza, estaría bien que además fuera un poco bailón", comenta entre risas. Y añade "A mí me gustan los hombres caballerosos; no quiero decir de los que te abren la puerta: caballerosos de alma y corazón. Me gusta que me cuiden y, a la hora de seducirme, que lo hagan sin que me dé cuenta apenas".

Está convencida de que cuanto más te empeñas en cazar a alguien, peor sale la a ventura, "pero desde la tranquilidad, siendo uno mismo y comportándose como uno mismo, la cuenta de resultados mejora. O sea, que si te acodas en la barra de un bar pensando ´mira qué mono el de la esquina. Voy a ver si me lo ligo´, lo más probable es que como mucho sea un rollo de una noche. Es más fácil seducir o enamorarse de alguien con quien compartes un trabajo que revela tu personalidad. Yo creo que ahí es donde la gente se gusta de verdad. Pero vamos, esto del amor es un misterio, complejo, maravilloso e inexplicable. Por eso me gusta poder decir que yo he tenido mucha suerte en el amor".