La exvicepresidenta del Gobierno María Teresa Fernández de la Vega (Valencia, 1949) ha iniciado su tercer año lejos de la alta política. Ahora duerme más de las tres horas diarias que descansaba cuando pisaba La Moncloa y tiene un estimulante trabajo, dice, como miembro vitalicio del Consejo de Estado. Además, desde hace un año se dedica a su pasión: la Fundación Mujeres por África.

Desde que dejó el Gobierno y la política, parece haberse quitado unos cuantos años.

-¿Se la he pasado por la cabeza volver a la política?

-En estos momentos tengo un trabajo apasionante, que es en el Consejo de Estado, en donde se trabaja mucho y muy bien, una ocupación intelectual y jurídica.

-Un puesto vitalicio.

-Sí, soy consejera permanente. Una responsabilidad muy alta, con un nivel de debate muy elevado, muy interesante e incentivador. Y luego, tengo mi pasión que es la Fundación Mujeres por África.

-Pues entonces no se habrá arrepentido de haberse ido del Gobierno.

No. Creo que son etapas de la vida. Y en esa estuve casi 8 años.

-¿Le resulta más apasionante lo que hace ahora, incluida su gestión de la Fundación?

-No, no. Más no. Para mí mi etapa al frente del Gobierno, en la vicepresidencia, fue un periodo apasionante. No me arrepiento de nada. Trabajé muchísimo, para mí fue un privilegio y un honor, y lo hice lo mejor que supe. Con mis aciertos y mis errores, seguro. Volvería, pero en el sentido de que lo haría de nuevo porque fue un privilegio el tener la oportunidad de poder trabajar por mi país en la más alta responsabilidad. Eso te permite poder llevar a la práctica lo que tú piensas, o lo que siempre has querido hacer, lo que has querido cambiar. Y creo que hicimos muchas cosas.

-¿Lo dejó por cansancio?

-No, no estaba cansada. Después de más de 7 años, no es que estés cansada pero ese sí es un periodo razonable como para que se produzca un cambio. Porque la democracia es eso.

-Pero el cambio ahora se le nota. Y usted misma ha reconocido que tras dejar el cargo ha mejorado su aspecto, duerme mejor y ha ganado peso...

-Físicamente, la verdad es que se nota. He ganado casi 7 kilos (risas).

-¿Le molesta que se siga especulando con su apariencia, con su notorio cambio de imagen?

-Me parece que eso nunca lo hacen con los hombres, solo con las mujeres. Y desde esa perspectiva, me molesta un poco pero no le doy mayor importancia. Lo cierto es que hay un hecho objetivo y es que estoy mejor. Pero claro: ¿cómo no voy a estarlo? Es lógico, es razonable, porque aunque ahora trabajo mucho no tengo el peso de la responsabilidad que es tener un país. Me he pasado durante casi 8 años durmiendo 3 horas y trabajando 14. Pero feliz, ¿eh? No me quejo nada, nada. Lo hacía sin darme cuenta. Para mí ha sido un privilegio y me faltaban horas y tiempo. Siempre te quedan cosas por hacer, se te ocurren más cosas que puedes hacer. Repito que no me quejo.

-Después de esa gran presión, y durante tanto tiempo, cuando ya no se está es como un gran peso del que uno se libera, ¿no?

-Sí, es verdad que en el momento que ya no estás ahí, ¡uf!, se respira de otra manera. Tienes más tiempo para cuidarte un poquito, para descansar, para hacer otras cosas también.

-Usted abrió el camino a las mujeres para ocupar el segundo cargo más importante del Gobierno en este país.

-Sí, tuve ese privilegio y esa responsabilidad.

-¿Qué le parece el trabajo de su sucesora?

- Estoy encantada de que haya una mujer vicepresidenta. Y también de que haya mujeres en el Gobierno aunque me parece que hay pocas; tenía que haber habido más. Nosotros llegamos a tener en algún gobierno más mujeres que hombres. Y, casi siempre, un gobierno paritario mientras yo formé parte del Ejecutivo. Luego ya ese promedio bajó un poquito. Este Gobierno también lo ha reducido, pero sigue habiendo mujeres en puestos de responsabilidad y creo que eso es importante.

- ¿Pero le gusta cómo lo hace Soraya Sáenz de Santamaría?

-Yo creo que las mujeres lo hacen como los hombres, o mejor.

-Estos días se ha vuelto a abrir la enésima polémica sobre las políticas de igualdad y la protección de la mujer frente a la violencia de género. ¿Qué opina de todo esto?

-No voy a entrar a hacer comentarios sobre la vida política española porque creo que no me corresponde en estos momentos. Por mi condición de consejera de Estado y de exvicepresidenta. Por respeto institucional. Tengo mi opinión, por supuesto, pero los que deben hacer esas valoraciones son los que están en primera línea de su responsabilidad política.

-Dice usted que ahora su pasión es su fundación. ¿Por qué eligió África y trabajar en proyectos de cooperación con mujeres?

-Elegí ese continente por muchas razones. Primero porque son nuestros vecinos; estamos a 13 kilómetros de allí así que es físicamente muy próximo. También porque es un continente que está lleno de retos y oportunidades. Y, además, porque tuve el privilegio de tener que trabajar en África y con los africanos. Fue una experiencia extraordinariamente positiva y a partir de entonces descubrí a sus mujeres, que son el motor del continente. Unas mujeres llenas de talento, de energía. Nos dimos cuenta de que tenemos muchísimas cosas en común. Así que merece la pena trabajar con ellas por que la comunidad tiene una deuda histórica con ese continente. Todos la tenemos.

-El patronato de Mujeres por África está formado por la élite. ¿Qué aportan sus miembros además de lo evidente?

-Es muy importante tener un patronato tan prestigioso desde todas las perspectivas porque eso me da la solvencia económica y el prestigio español. Esta es una fundación española, que nace y se apoya en la sociedad civil, y la sociedad civil más prestigiosa, desde un punto de vista económico y empresarial, respalda esta iniciativa.

-¿Pero el compromiso es real o solo aparente?

Es total, hay una implicación además absolutamente generosa y comprometida de los patrones porque colaboran, trabajan y se implican. La verdad es que se ha establecido con ellos una sinergia importante.

-¿Y cómo es que la fundación tiene como patronos embajadores a dos hombres -y deportistas: Xabi Alonso y Pau Gasol- y ninguna mujer?

-De momento solo hay dos embajadores y son hombres porque los deportes que más apasionan en África son el fútbol y el baloncesto. Y los futbolistas españoles, y los baloncestistas españoles, son hombres. No obstante, tenemos ya alguna previsión por que además hay pendiente de realizar un programa de mujer y deporte. Hay deportistas mujeres y africanas extraordinarias. Estamos en ello.