La actriz Renee Zellweger está dando mucho que hablar después de que se presentara en la noche de los Oscars con una piel extremadamente perfecta, sin una arruga en la frente y con el rostro más cambiado de lo normal.

Desde las redes sociales se hicieron eco del comportamiento que tuvo Zellweger cuando presentaba el premio junto a su compañero de reparto en 'Chicago' Richard Gere. En la transmisión se aprecia que la actriz le costaba mantenerse quieta, se movía hacia los lados y las facciones de la cara estaban muy rígidas y algo rojizas.

Zellweger no es ni será la única en recurrir al botox para acudir perfecta a una alfombra roja en un evento tan importante como los Oscars. Otras famosas como Nicole Kidman, Jennifer Aniston o Kylie Minogue han admitido probar este procedimiento para parecer más joven.

El director de cine Martin Scorsese explica el gran problema del botox en las actrices: "Hoy en día es muy difícil encontrar a actrices que soporten primeros planos con expresiones naturales. Que transmitan emoción, que no se hayan perdido en los excesos del bótox".

Esta tarea se antoja complicada en un mundo cada vez más competitivo, especialmente el de Hollywood, donde la arruga penaliza y las "condena a muerte".

A pesar del efecto inmediato que tiene el botox en la piel, muchas actrices se han arrepentido de su constante uso. Hace unos meses fue la propia Kidman: "No me ha gustado el resultado. Ya no lo uso y ahora puedo mover la frente".

Otras famosas han seguido el ejemplo de la actriz australiana y han condenado a este tratamiento por paralizar sus caras. Courteney Cox, ex protagonista de la aclamada Friends, también dio la cara: "Una vez me puse demasiado. Me sentía atrapada en mi propia piel. No podía mover la cara". Tampoco quiere repetir experiencia Kylie Minogue: "Hoy por hoy prefiero ser más natural. No me volveré a acercar al bótox".