En una entrevista que publica hoy el diario romano "Il Messaggero", Milingo dice: "Pensamos continuamente" en la llegada de un hijo, que se puede producir "sólo por un milagro. Pero yo creo en los milagros".

El polémico religioso ha viajado a Roma para ver a algunos de sus amigos y para presentar una película sobre su vida, "Yo, la Iglesia y el diablo", en la que se repasan algunos de los exorcismos que este polémico sacerdote ha realizado durante su trayectoria religiosa.

Durante su estancia en Roma, Milingo, que reside en Corea del Sur, no tiene intención de acercarse a la vecina Ciudad del Vaticano para entrevistarse con el papa Benedicto XVI, ya que, dice, no quiere molestarle.

"Sería él quien me tendría que decir cosas a mí. No sufriría ninguna imposición por, como ha escrito el Santo Padre, la conciencia está por encima de todo. Y la mía está en su sitio", manifiesta el religioso.

El controvertido ex sacerdote se hizo popular por sus exorcismos, que atrajeron a numerosos fieles a sus ceremonias, aunque también grabó discos y cantó en numerosas cadenas de televisión de todo el mundo.

En mayo de 2001 se rebeló contra las normas de la Iglesia Católica al casarse en un hotel de Nueva York con Sung, en una ceremonia oficiada por el reverendo Moon, fundador de la secta del mismo nombre.

Además de por no acatar el celibato, Milingo fue excomulgado por nombrar obispos a sacerdotes casados sin el permiso de la Santa Sede, de la que aún sigue distanciado y a la que no tiene intención de aproximarse.

Milingo asegura que no se siente excomulgado de la Iglesia Católica y que fue el reverendo Moon quien les presentó a él y a su mujer al enviarles a cada uno una foto del otro porque pensaba que harían una buena pareja.

"Nos gustamos y nos casamos", comenta el religioso, que añade que esperaron cuarenta días hasta casarse, una elección comparable a la de ser sacerdote. "Jesús -afirma- no impone el celibato".

Milingo explica que en agosto de 2001 cuando fue a visitar al papa Juan Pablo II tras recibir una llamada del Pontífice, dos hombres se lo llevaron por la fuerza del aeropuerto milanés de Malpensa, sin dejarle tiempo para avisar a su esposa.

Después le llevaron hasta la residencia papal de Castel Gandolfo donde se entrevistó con el entonces Papa y hablaron de su decisión de casarse. Esa fue la razón de que estuviera un tiempo alejado de su esposa. "Yo nunca -explica- he repudiado a María".