Apenas concede entrevistas, pero cuando lo hace es probable que invite a ese privilegiado interlocutor a un cuscús o a unas lentejas cocinadas por él mismo. En tiempos de estrellitas fugaces y relevos a ritmos vertiginosos, Azzedine Alaïa es una de esas personalidades que todavía logra que la industria de la moda se ponga a sus pies. Existe cierto misticismo en torno a su persona, claro: no sigue las tendencias, ni siquiera se ajusta a las temporadas; realiza desfiles cuando quiere, no cuando lo impone el calendario; pasa olímpicamente de la producción en masa y, en su lugar, confecciona pocas prendas en serie y muchos trajes a medida€ Alaïa es una especie de renegado del negocio, si no fuera porque su rebeldía frente a ese establishment de la moda que los demás acatan no lo convierte en alguien inaccesible. Su leyenda, al contrario que la de muchos...