Mi primer encuentro frontal con los foros machistas es un recuadro que compara el feminismo de antaño (aquel que hizo que las mujeres pudiéramos votar y abrir cuentas bancarias) con la llamada ´tercera ola´, que, según sus usuarios, es un "neofeminismo inútil que apoya sus bases sobre la decisión de dejarse largos los pelos de las axilas y teñírselos". "Ya consiguieron el derecho al voto en 1920, ¿qué más quieren?", proclaman irritados.

El nuevo feminismo se presenta como algo inútil, patrimonio de mujeres que lo que tendrían que hacer es estar en la cocina. Dicen no ser machistas, pero repiten una y otra vez cosas como: "El dolor de parto puede hacer a una mujer imaginarse cómo se siente un hombre con fiebre". Cuando intento meter baza en sus foros, no atienden a razones y me espetan su frase estrella, la que repiten constantemente para mandar a la mierda a las mujeres: "CÁLLATE Y HAZME UN SANDWICH".

Si tuviese que explicar la utilidad del neofeminismo de forma sencilla, lo haría de la siguiente forma: Voy con mi tía por la calle. Saluda amablemente a un anciano decrépito que pasa caminando lentamente a nuestro lado. Más tarde sabré que ese viejo es el cura que sobaba a todas las mozas del barrio. Mi tía se ha criado y ha crecido en un sistema en el que había que tragarse ese tipo de sucesos y, aún hoy, sigue haciéndolo. Saluda al cura que la tocó de jovencita.

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