Contemplar el paisaje, ya sea natural o urbano, desde el punto de vista de un pájaro otorga una imagen relajante y completa del entorno que nos rodea.

Seguramente, los áticos son una de las viviendas más preciadas no sólo por no tener vecinos arriba que causen ruidos, sino también por las maravillosas vistas a las que uno puede acceder desde la ventana o el balcón de su casa.

Este es el caso de este ático en Estocolmo que ofrece fabulosas panorámicas de la capital sueca. El loft, en el que predomina el estilo industrial, tiene dos plantas. Lejos de parecer frío o gris, las paredes de ladrillo visto se combinan con paredes rugosas de un blanco radiante, suelos de madera oscura y escaleras con barandilla minimalista y metálica.

El riesgo de un loft es que se desaproveche el espacio abierto, ya que tendemos a decorar o adornar siguiendo las líneas de las paredes. Sin embargo, en este ático se han creado diferentes zonas para sacarle partido a todos los metros cuadrados, y no sólo eso: con el tipo de mobiliario, los cuadros o las alfombras, el piso gana en personalidad y color, en una ciudad que, a causa del tiempo puede resultar oscura y lluviosa.

Por ello, la necesidad de enormes tragaluces para dotar al salón, comedor y cocina de la máxima luz natural. En esta ocasión, los muebles se adaptan perfectamente a las necesidades estructurales de la vivienda, algo que sobre todo apreciamos en los techos abuhardillados: armarios hechos a medida, minilibrerías que visten las semiparedes, mesillas para plantas...

El loft también dispone de armarios roperos sin puertas para facilitar el acceso a las prendas aunque este sistema no convence a todos ya que la ropa atrapa el polvo fácilmente.