Hoy les mostramos una obra creada con el esfuerzo de un grupo entusiasta de la arquitectura que sigue la tradición desde la contemporaneidad. Los arquitectos Antonia Piza Vidal de 353 ARQUITECTES SLPU con la colaboración del diseñador Julian Pearce y del aparejador Miguel Garcia-Ines Alonso, con el soporte del Project Manager Tomeu Piza Vidal de Cosntrucciones Ses Planes d´Alaro y el paisajista Carlos Campins Garces de Integral Property Service son los creadores, en un paisaje rodeado de montañas, dentro de la Serra de Tramuntana, declarada recientemente Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Lo que supone todo un reto, la implantación de una vivienda unifamiliar que consiga integrarse en el entorno, y que sea capaz de dialogar con el medio que la rodea, sin perder de vista conseguir a la vez que cumplir con las necesidades y exigencias que hoy en día requiere el programa residencial.

La ubicación de la vivienda, después de un riguroso estudio topográfico del terreno, se estableció teniendo en cuenta la disposición de las curvas de nivel, situándose paralelamente a ellas, con una ligera inclinación hacia el sur para conseguir las mejores vistas y orientación.

La vivienda se proyecta a partir de la concepción de vivienda tradicional, manteniendo el sistema constructivo de muros de carga, forjados de madera y cubiertas inclinadas de teja árabe, al entender que puede ajustarse y encajar perfectamente en el programa de la vivienda, aportándole asimismo un lenguaje más contemporáneo jugando con los materiales propios de la zona: piedra y madera, que, junto con las piezas cerámicas de cubierta y hierro forjado, consiguen entablar este diálogo entre lo tradicional y contemporáneo.

El programa de la vivienda se organiza a través de un juego de volúmenes creado a partir de dos cubos, interconectados por una pérgola que consigue aligerar la pesadez arquitectónica de las viviendas tradicionales de estas dimensiones, concebidas a partir de un único volumen compacto, ya que, si bien la superficie construida es considerable, su impacto se reduce significativamente. Se trata de "romper" el volumen único compacto tradicional para dividirlo y dispersar así su impacto con el máximo respeto hacia el entorno en donde tiene lugar esa transfiguración del paisaje.

En la construcción de la vivienda se recuperó toda la piedra de la excavación para su posterior uso reconvertido en los muros de fachadas, consiguiendo así entablar este diálogo con el entorno y buscando así la armonía entre colores y materiales. Junto a ellas van apareciendo todos los huecos que proporcionan la luz y vistas imprescindibles que el terreno nos ofrece, protegidas con las tradicionales persianas mallorquinas, teñidas de ese azul intenso del cielo que le aportan ese punto de color y contraste necesarios para conseguir en conjunto el objetivo deseado.

Un plano de agua infinito, orientado hacia el sur, buscando el sol, y que se prolonga más allá del paisaje, forma el complemento perfecto para poder disfrutar de las maravillosas virtudes que nos ofrece el clima de la isla, consiguiendo así crear la atmósfera ideal de nuestro Mediterráneo.