Hay casas que tienen vocación de pioneras. Y cuando se juntan un equipo de arquitectos inquieto y un promotor que vislumbra la posibilidad de abrir un nuevo enfoque de negocio, el cóctel puede dar estimulantes resultados. Para los arquitectos Eduardo Cadaval y Clara Solà-Morales, del estudio Cadaval & Solà-Morales, acometer el proyecto de una nueva vivienda es siempre sinónimo de indagar nuevas posibilidades de habitar el espacio más cotidiano. Para Davor Gliglo, ingeniero y promotor de esta casa, el reto residía en experimentar las posibilidades y los límites de construir con un sistema de hormigón proyectado. El objetivo: abaratar costes en edificación, tanto en material como en mano de obra. Pero también ejemplificar con un caso real cómo las casas pueden ser distintas, únicas y de gran calidad, espacial y constructiva.

De este cruce de intereses y búsquedas surge la Casa X, ubicada en una zona costera al norte de Barcelona. Una casa con una forma insólita que, para los arquitectos, acaba asentándose con naturalidad en la parcela escogida: la loma de una colina, casi en la cima, en un terreno empinado con vistas panorámicas espectaculares hacia el bosque y con el Mediterráneo de fondo. Se trata de una planta con un contorno poco habitual que cobra todo su sentido tras una re?exión que tiene en cuenta múltiples factores. El espacio vacío que dejan los brazos posteriores ha permitido preservar los árboles que dan la bienvenida en la fachada trasera, por donde se accede a la vivienda.

En la fachada principal se multiplican los metros de acristalamiento. La línea quebrada que dibuja mide 19 metros de largo. Si fuera recta, sólo serían 16. Este ángulo obtuso permite, además, disponer de vistas dobles, hacia la montaña y hacia el mar. Y los vidrios re?ectantes crean un efecto óptico singular: en la fachada que mira al mar se reflejan los árboles de la montaña, y viceversa. Gracias a la X, todas las estancias quedan encaradas hacia el paisaje. Además, los dormitorios situados en los brazos posteriores gozan de total privacidad respecto a las casas vecinas. Es esta una casa mirador que se rinde a sus impresionantes vistas. En su perímetro se despega del terreno y la vegetación crece bajo ella, de modo que adquiere un aspecto flotante. Con este proyecto, Cadaval y Solà-Morales expresan mucho a partir de unos pocos materiales y un detallado desarrollo estructural, con el hormigón como reto y como protagonista.