Originariamente era una casa de pescadores en el municipio mallorquín del Port de Pollença con la simplicidad que la austeridad y la pobreza primitivas han convertido en lujo. La obra ha servido para ampliar el restaurante vecino, Brisa Marina, partiendo de una base muy sólida y unas premisas que posibilitaran sin perder el carácter marinero del exterior, que el interior se haya concebido como un espacio diáfano para dotarlo de las mejores vistas a la bahía desde cualquiera de las mesas de este comedor único.

En la reforma, el arquitecto Jaume March ha dotado el interior de un patio contrapuesto a la fachada, dando una iluminación natural excepcional a todo el local. El patio interior es a la vez un punto verde y una fuente de agua de sonido que aumenta la sensación de frescor de los típicos patios mallorquines. Se incluye en este espacio una escalera de mortero gris. El proyecto de interiorismo de Felip Polar tiene como hilo conductor la creación de una doble piel de lamas de madera que introduce al cliente en un porche natural donde gozar de comida mediterránea con vistas al mar.

Las lamas adquieren ondulación en el techo como si de una ola del mar se tratase dando una sensación de continuidad y ligereza al mismo tiempo. Esta doble piel de madera permite al interiorista ocultar toda estructura de cerramiento lateral consiguiendo así el efecto ´porche´. En el techo ondulado se ha incrustado la iluminación led creando cortes visuales de luz flotando sobre las tablas que bañan todo el local de una iluminación cálida. Las lamas de madera son de pino tratadas con barniz al agua y el pavimento en gran formato porcelánico consigue aunar la paleta de colores elegida fresca y mediterránea emulando la arena del mar.

Decorar un restaurante requiere de mucho cuidado, dedicación y ciertas destrezas, ya que si se llega a cometer algún error y en vez de crear una hermosa decoración se genera un estilo equivocado, algo que suele surgir cuando no se confía en manos expertas, esto afectará el negocio influyendo negativamente ya que los clientes, por lo general, se dejan llevar por la primera impresión.

En este caso el mobiliario era fundamental, se eligió una silla clásica de diseño modelo Wegner que por su color y textura se introduce en el conjunto del proyecto y, al ser un clásico reconocido, proporciona la comodidad y elegancia que el restaurante se merece.

Es importante destacar la importante labor de equipo ya que en la obra han participado apoyando al arquitecto y al decorador profesionales de reconocido prestigio, involucrados desde el primer momento para que la intervención resultara perfecta. Carpintería Villalonga-Pineda, el aluminio y cristal de Vidres Pollença, el pavimento porcelánico de Almacenes Femenía, el constructor Mijoan, el electricista de Eléctrica Talaia, el diseño gráfico de Laura Lerycke y la rotulación exterior de Espais de Fusta Comas muestran como cada una de ellas es importante para el éxito final.