–Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Cuál es el insulto más grave que ha dirigido a Bauzá a la cara?"

–No suelo insultar a la gente, todo ha sido muy educado. Tampoco le avisé del acto conjunto con la oposición del ayuntamiento de Manacor.

–Si usted fuera presidente del Consell de Mallorca, no haríamos esta entrevista.

–Sé que es difícil desvincularlo. La persona ideal del PP para el Consell era Jaume Font, a quien yo respaldaba. Cuando se fue, le pedí a Bauzá que me hiciera candidato. Me contestó que debía repetir en Manacor.

–A usted se le subió a la cabeza la portavocía accidental del PP en el Parlament.

–Esa etapa me dio confianza y me curtió. Además, Antich me dio muchas facilidades, fue mi mejor aliado.

–¿Qué se siente al manifestarse contra el partido propio junto a la oposición municipal?

–Defiendo que el consenso lingüístico del 86 es posible, y que se pierde con la modificación de la Ley de Normalización. Creo en el PP que defendió estas leyes.

–Claro que el PP ya no es su "Partido Propio".

–Sólo busco una postura de consenso entre la fobia al castellano y la fobia al catalán. Me siento dentro del PP, pero no sé si Bauzá y su entorno piensan lo mismo.

–Y si no se va usted, lo echarán.

–Una semana después, nadie en el partido me ha pedido una explicación, y esto no me da buena espina. Han llamado en cambio a otros alcaldes, lo cual no me parece lógico. La falta de comunicación me preocupa, me desborda y me crea dudas.

–Usted desprecia a Bauzá, que le está vaciando de aliados al hacer senador a su número dos.

–No lo noto así, me daré cuenta probablemente de aquí a unos meses. Bauzá quería que un senador del PP saliera de Manacor y me pidió una lista en la que incluí a Llorenç Bosch, que está llamado a sucederme.

–Rodríguez le recomienda que haga la oposición desde dentro, como él mismo o Esperanza Aguirre.

–Eso estoy haciendo, la oposición desde dentro. Intento reflejar la realidad que antes compartían Pere Rotger, Joan Rotger, Cristòfol Soler y otros. No quería que mi silencio se tomara como aceptación, y por eso hablé en los órganos del partido.

–¿Tiene a Manacor detrás en esta guerra?

–Recibo apoyos de toda Balears, pero habrá gente que pensará que nunca debí colocar al PP en una posición incómoda de división pública. No he aceptado la disciplina de partido, lo cual puede haber disgustado a gente que depositó su confianza en mí.

–¿Cuándo ha hablado con Font por última vez?

–Esta mañana. Hablamos por teléfono, compartimos una amistad. Le recomendé que luchara desde dentro, y estuve a su lado cuando decidió marcharse.

–Usted ya ha amagado otras veces, y después se asusta.

–Me encontraba incómodo con Rosa Estarás, barajé mis opciones y decidí que valía la pena seguir dentro. Todavía lo estoy. Todos los políticos cuestionamos a menudo nuestra continuidad, pero no lo reconocemos.

–Afuera hace mucho frío, como sabe Font.

–Lo de Font era complicado. Tuvo mucho mérito que recogiera 14 mil votos en tres meses, en unas elecciones donde sólo se votaba la economía, pero no es una situación sin retorno.

–Bauzá no quiere catalán ni autonomía.

–Me resisto a pensar que sea así. Hablo con él en mallorquín, y está convencido de que sus medidas favorecen la igualdad entre lenguas. Yo creo que el catalán necesita un plus de protección, que la administración debe abanderar.

–Bauzá también tiene una ambición ilimitada.

–Las personas han de ser ambiciosas, siempre que persigan sus objetivos con el trabajo. Bauzá vive para la política, 24 horas al día.

–Usted es el responsable de que el presidente del PP sea Bauzá, que aplica ahora la doctrina de Delgado.

–Fue por conveniencia. Convencí a varios municipios de que Bauzá era la mejor opción, porque los asuntos lingüísticos nos separaban de un gran gestor como Delgado. Y en este momento no es lo que yo me pensaba.

–¿Seguirá en política cuando salga del PP?

–No me atrevo a predecir mi futuro personal. La política necesita motivación, y ahora lo estoy pasando mal.

–¿No habrá cometido el error de creerse el alcalde Ruiz Gallardón?

–Si me preguntan a quién te gustaría parecerte, citaría a Gallardón, pero sería demasiado atrevido por mi parte. No le alcanzo en capacidad ni en conocimientos.

–Nunca imaginó que Matas se sentaría en el banquillo.

–¿Hace cuánto tiempo? Hace ocho años, no, pero conforme se conocen los datos y la dimensión que iba tomando el asunto, se veía que acabaría en juicio.