–¿Fue equitativa la Transición o cedió más una parte que otra?

–Fue una transacción. La derecha cedió una cuota de poder a cambio de que no se pasara factura a ninguno de los suyos. Al final todos acabamos fastidiados, porque hay vicios que los sufrimos ahora. El primero es el Estado de las autonomías, que no se puede soportar y tarde o temprano habrá que suprimirlo. No podemos aguantar esa clase parasitaria que hemos creado. La segunda metedura de pata es la ley política, que prima a los dos primeros partidos y beneficia a los regionalistas.

–¿Lo contrario a las autonomías no nos hubiera devuelto a un Estado jacobino y centralista, distante del pueblo?

–Los franceses tienen un Estado centralista y les va mucho mejor que a nosotros. Evidentemente hay que descentralizar cosas, pero no que haya 17 hemiciclos que sólo sirven para albergar vagos.

–¿Podemos dar ejemplo de algo?

–Lo único es que no hubo una guerra civil. Nuestra generación la temía, pero no nos dábamos cuenta de que cuando hay una clase media mastodóntica, como ya entonces, no puede haber una guerra.

–El miedo a esa confrontación lo siguen metiendo algunos, ¿no?

–Porque hay unos retrasados mentales que están dando aliento a esto. No se justifica que cuando ya no queda nadie vivo de la guerra, los dos partidos principales estén culpándose unos a otros. Nadie es responsable de lo que hizo su abuelo.

–¿Qué le dice el nombre de Fernando Abril Martorell?

–El papel de Abril fue muy importante, porque a Suárez no se le podía pedir mucho, a parte de telegenia. Necesitaba alguien al quite, como los toreros regulares.

–¿Es juancarlista, monárquico o republicano?

–Republicano desde que tengo uso de razón. De don Juan Carlos se han callado muchas cosas, aunque cada vez menos. Desde luego, su papel en el 23-F no tiene nada que ver con lo que nos han hecho creer. Nos han vendido una imagen falsa.

–¿Del 23-F queda mucho por escribir?

–Lo que falta es que la gente lo sepa. Le han contado una historia falsa y estaría bien que la verdadera, que ya ha salido en algunos libros, se sepa.

–En su estilo sobresale la ironía.

–Sin ella, te pones de mala leche. Yo procuro vivir con ella, es imprescindible.

–Pasado el tiempo, ¿el premio Planeta queda como dinero y poco más?

–Soy el autor más beneficiado del premio, aunque la editorial dice que fue Terenci Moix, porque le dio dinero y le quitó la depresión. Da tal cantidad de lectores que hace que luego te mantengas: con que te quede el 20 % de lectores es suficiente para mantenerte como autor.