­Erika Rosenberg (Buenos Aires, 1951) es la biógrafa y albacea de Oskar Schindler, desde que en 1990 conoció a su viuda, Emilie Schindler, con quien mantuvo largas conversaciones que no sólo llevaron a una amistad sino también a más de 70 horas de grabación. Fruto de esas conversaciones es En la sombra de Schindler, la biografía que Rosenberg, hija de judíos alemanes, publicó en 1997

—¿Por qué cree que se omitió el protagonismo que tuvo Emilie Schindler en el filme de Spielberg La lista de Schindler?

—Para no pagarle derechos de autor. Branko Lustig, el productor, me confesó que Emilie no era rentable para Hollywood, que siempre ha necesitado presentar un hombre en la pantalla. Hace tres semanas, coincidí con él en un evento literario en Braunau am Inn, donde nació Hitler, y me confesó que en un principio habían filmado la escena de cómo Emilie salvó a 120 personas de un transporte, pero que la habían sacado del filme porque no era rentable para ellos y porque era demasiado católica, decente y buena. Pero Emilie participó, junto a su marido, Oskar, en la salvación de 1.200 judíos de los nazis.

—¿De dónde parten entonces esas inexactitudes que hay en la película de Spielberg?

—De un guión que dista de la verdad. La historia trata sobre un matrimonio que estuvo junto de 1939 a 1945, durante 2.000 días, salvando a estos judíos. En el guión hay un montón de errores, que pensaba que eran de Spielberg, pero, tras hablar con el productor, me di cuenta de que fueron hechos con toda intención para impedir poner a Emilie en un plano importante y para no pagarle un centavo ya que fue hecho sin consultarle a ella. Estoy haciendo un libro llamado Los colaboradores de Schindler donde nombro a las personas realmente importantes.

—Hubo, sin embargo, un intento de hacer otra película sobre la ´lista´ de Schindler muy anterior a la de Spielberg.

—Sí, Oskar Schindler intentó que Fritz Lang la rodara y llegó a firmar un acuerdo con la Metro Goldwyn Mayer para escribir un guión con Romy Schneider y Richard Burton de protagonistas en 1963. La película originaria, que debió de llamarse Hasta la última hora, de la que percibirían el 5% de sus derechos, daba un papel relevante a Emilie. A pesar de lo avanzado que estaba el proyecto, se cayó en 1967 por causas que desconozco y sin que el matrimonio llegara a recibir ni un centavo. Sin embargo, en su intento por recuperar el guión que había escrito, y que consideraba un pequeño triunfo en su vida, Oskar Schindler contactó en repetidas ocasiones por carta con la MGM para tratar las cuestiones relativas al fallido filme.

—¿Qué ocurrió finalmente?

—Oskar Schindler murió en 1974 y el guión y los derechos del contrato se vendieron a espaldas de Emilie Schindler, su heredera universal, y fueron a parar a manos de uno de los judíos de la lista, llamado Pfefferberg, que era la persona que mediaba entre Schindler y la MGM. Pfefferberg vivía por entonces en Los Ángeles, donde regentaba un negocio de cuero. Un día entró en su tienda Thomas Keneally, el autor de La lista de Schindler, al que le propuso hacer un libro con los datos del guión que poseía, algo que aceptó el escritor australiano, aunque manipuló muchos datos, al dar a entender que Emilie Schindler había muerto cuando se terminó de escribir la publicación.

—¿No se le hizo ningún reconocimiento posterior a Emilie por parte de Spielberg tras el éxito obtenido por el filme?

—Emilie, que nunca se divorció de Oskar, fue invitada en 1993 por Steven Spielberg a asistir al rodaje en Jerusalén de la última escena de La lista de Schindler, pero en calidad de sobreviviente judía. Emilie fue reconocida en una gala previa al rodaje por el doctor Dresner como la salvadora de su madre, que era uno de los 120 judíos que viajaban en el transporte que la esposa de Schindler salvó de la muerte segura en 1945. Cuando supo quién era, Spielberg se acercó a la mesa donde se sentaba ella, le sonrío y se dio media vuelta. Tras su viaje a Israel, y dados sus problemas económicos, Emilie decidió reclamar sus derechos a Spielberg y a la Universal al enterarse del éxito del filme.

—¿Y cómo se desarrolló esta lucha legal?

—El proceso se inició en 1996, y los demandados respondieron en 1999 alegando, con pruebas, que la película arrojaba unas pérdidas de 13 millones de dólares y que Emilie no tenía derecho a ninguna ganancia porque se había divorciado de Oskar, algo que no era verdad. Ante ello, la esposa decidió no seguir con el juicio porque le hubiera costado 100.000 dólares que no tenía, y el 5 de octubre de 2001 murió con la última voluntad de ser enterrada en Alemania.

—Aparte de su participación en esa famosa lista, ¿qué otras hazañas protagonizó Emilie?

—Salvó a 120 judíos que en enero de 1945 llevaban cuatro semanas dando vueltas en un transporte por otras fábricas donde nadie los quería. Llegaron a la fábrica cuando Oskar estaba en Cracovia, y dijo que se encargaría de ellos. Estaban como esqueletos, pero sobrevivieron.