–Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿El Gob ha entrado en campaña contra el Pacto de Progreso?"

–No. Somos críticos, y este Govern ha defraudado las expectativas sobre el territorio, cuando se había votado a favor de un cambio tras la legislatura dura de PP-UM.

–No es un Govern de izquierdas, sino de centroizquierda.

–Conocemos las complicaciones y que el centro, casi derecha, ha jugado a la contra y obliga a equilibrios difíciles. Con todo, este Govern suspendería su balance.

–¿El Gob quería una crisis para sanear Mallorca?

–Sería irresponsable, porque las consecuencias sociales van más allá. Ahora bien, una vez generada la crisis, podría ser una oportunidad con el medio ambiente como eje. Sin embargo, el modelo económico continúa con la misma dinámica.

–Incluso consellers de Matas son socios del Gob.

–Cualquier persona con inquietud y sensibilidad puede ser socio del Gob. Por ejemplo, Josep Melià lo es.

–¿Se está haciendo popular porque quiere seducir?

–Soy el altavoz de una entidad, y es fácil poner voz cuando estás convencida de algo. Ni planifico ni tenemos asesores de comunicación. Tampoco había sido nunca portavoz, pero me gusta hablar.

–Mis compañeros de redacción dejan de escuchar en cuanto habla usted, y sólo la miran.

–Pues vamos mal. Tomo como modelo a mi predecesor Miquel Angel March, pero cada cual tiene su personalidad. No he cambiado mi imagen lo más mínimo, salvo que me maquillan en televisión, a veces a mi pesar.

–¿Tiene usted un horizonte electoral?

–No siento la tentación de entrar en política, es una pesadilla. Es más dura que el Gob. Aquí transmito las opiniones de una institución, que tiene credibilidad por la claridad de sus ideas y que genera opinión por su trayectoria.

–¿Mallorca es ya una isla-ciudad, como Singapur?

–Tiende a ello, y el plan de carreteras del Consell considera a Mallorca como un área metropolitana de Palma. Desgraciadamente, los poderes fácticos han jugado un papel en las decisiones políticas.

–¿Quiénes son los poderes fácticos?

–Las constructoras, los políticos vinculados a empresas, los lobbies. Grandes empresas de Madrid harán la Vía Conectora con el consenso del PSOE de Madrid.

–¿La Vía Conectora significa que la izquierda también ha enloquecido?

–Es como un suicidio político. La retórica de Francina Armengol habla de una infraestructura sostenible y de progreso. Una vez que crece la oposición al proyecto, presumen de una imagen negociadora y meten miedo con la amenaza de que el segundo cinturón del PP es peor.

–Al Gob todo le parece mal, ni nucleares ni molinos.

–A menudo se hace esa simplificación perversa. El titular siempre es que el Gob dice no, y esto es falso. En energía planteamos el cierre de es Murterar, y la transición con gas natural hacia pequeñas centrales eólicas.

–¿Con molinos que desfiguran el paisaje del que vivimos?

–Con molinos en suelo rural y en polígonos industriales, aunque hay gente de la ornitología más opuesta.

–Será usted vegetariana y todas estas cosas.

–No. El primer día que comí con los trabajadores del Gob estaba preocupada, pero sólo hay un vegetariano.

–¿Qué otros preceptos incumple?

–No tengo coche eléctrico, me traslado en tren pero voy en automóvil a la estación. Utilizo placas solares, pero tengo contradicciones y soy consciente de ellas. Sentirse culpable es un paso importante.

–Un cuarto de siglo para derribar algún chalet ilegal de Llucalcari, ¿compensa?

–Le compensa al territorio, y crea un precedente contra la sensación de impunidad. Sin embargo, el Gob no es omnipresente, y ha de elegir. Las líneas de actuación se van adaptando, y nos centrábamos en los espacios naturales porque había leyes que no se cumplían.

–¿Por qué todos los directivos del Gob viven en parajes privilegiados?

–Yo vivo en Mancor por la chiripa de tener una casa allí, que hemos arreglado con nuestras manos. Soy de pueblo, y me costaría mucho vivir en Palma.

–¿Cuánto tardará Bauzá en recibir una manifestación de Salvem Mallorca?

–Deseo que tarde mucho en tenerla, y que no nos dé motivos para organizarla si llega a president. Sin embargo, me preocupa que su referente sea Matas. Directamente, Bauzá no se ha puesto en contacto con nosotros.

–En la escala de uno a siete de desastres nucleares, ¿cuál es el grado de destrucción de Mallorca?

–Según Nofre Rullàn, la insularidad nos ha salvado y las cosas podrían estar mucho peor, aunque estamos sin duda alrededor de un cinco.