La relación de personas que se consideran estafadas por Zapatero colapsaría Twitter, pero no todas ellas han sido engañadas personalmente por el presidente del Gobierno. Sería mi caso, de acuerdo con los cables diplomáticos difundidos por Wikileaks en relación a los secuestros cometidos por la CIA con base en Mallorca.

Imaginen mi sobresalto, cuando leo que "España no tiene reparos a los vuelos de inteligencia" que conducen a inocentes a la tortura, que se intentará "rebajar la temperatura" y "manejar el asunto", o que "el Gobierno español no buscará información adicional de Estados Unidos" sobre los secuestros cometidos por la CIA. Todo ello en los acreditados labios de Moratinos, Rubalcaba o Fernández de la Vega.

No me espanta el doble lenguaje del Gobierno o el desprecio a los Derechos Humanos, sino la franca contradicción entre las dóciles opiniones de los miembros del gabinete y el manifiesto antinorteamericano que Zapatero endosó a Marisa Goñi, a Felipe Armendáriz y a su seguro servidor, desde una convicción filial. "Como os podéis imaginar, yo no sabía nada de esto. Mi hija me dice que Bush nunca nos perdonará que saliéramos de Irak, no puede aceptar que un aliado occidental le hiciera ese desaire". De hecho, relativizó los aviones de la CIA por el procedimiento inverso al seguido por sus ministros. "Esto no es nada comparado con lo que ocurre en las bases". Después supimos que en Rota y Morón habían reposado vuelos militares con destino a Guantánamo.

Pasemos a la cronología. Goñi había concluido su discurso de agradecimiento por el premio Ortega y Gasset con unas palabras hoy premonitorias:

–Les pedimos perdón, porque ésta es la primera ceremonia de entrega de los premios que será grabada íntegramente por la CIA.

La frase fue recibida con risas generalizadas, en un auditorio con Rajoy, Rubalcaba, Chaves, Gallardón o Esperanza Aguirre. Sin embargo, Zapatero salvó en dos zancadas el desnivel con el escenario, depositó su mano sobre el hombro de Goñi y, sin demasiadas ganas de reír, le comentó:

–Muy buena tu intervención, pero lo que has dicho al final es cierto. Puedes estar segura de que lo han grabado todo.

Comparen con la sumisión de los ministros y entiendan mi estupefacción, agravada porque Armendáriz insistía en sugerirle a Zapatero que "tú lo que tienes que hacer es...", vulnerando con su familiaridad una docena de normas protocolarias sobre el trato con el presidente del Gobierno. Me disponía a tirarle discretamente de la chaqueta, pero no podía hacerlo a espaldas del líder socialista, así que pregunté con inocencia:

–Parece claro que las relaciones con Estados Unidos siguen siendo malas.

Tampoco aquí contemporizó Zapatero:

–¿¡Malas!? Malísimas. Están fatal.

El presidente enumeraba posibles soluciones a los vuelos ilegales, que él mismo desmentía a continuación. "¡Bastante tiene el CNI con perseguir a ETA y Al Qaeda... ¡como para ocuparse de la CIA! No podremos con ellos porque son muchos más que nosotros, son más de cincuenta mil repartidos por todo el mundo". El Che Guevara debía expresarse en términos similares, y Zapatero alternaba esa vehemencia con una declaración de inocencia:

–De verdad, no tenemos nada, ningún documento,...

Goñi no le permitió que se escabullera por este portillo:

–¡Hombre, presidente!, la CIA no acostumbra a ir por ahí dejando papeles escritos de lo que hace.

A lo cual Zapatero, envalentonado siempre que se le mencionaba a la bicha, le replicó:

–He pedido a la fiscalía que tome cartas en el asunto.

Según los cables de Wikileaks, los fiscales habrían obedecido a medias a Zapatero, operando desde la parsimonia y no solicitando ninguna documentación que previamente no supieran que se hallaba desactivada.

Ya lanzado, Zapatero nos confesó que "he encargado a mi gabinete un informe" sobre el ascenso del integrismo en el Magreb a resultas de la política estadounidense, porque "las noticias que me llegan de Marruecos sobre el ascenso del integrismo dan miedo". Advertirán que el tono y el mensaje se oponen frontalmente al vasallaje ahora desvelado hacia la embajada norteamericana.

Pudimos cuadrar el dilema al día siguiente de publicar una mínima parte de las frases del presidente del Gobierno aquí consignadas. Recibimos una llamada del ministerio de Exteriores, que nos trasladaba un estado de ánimo muy concreto:

–Nos han sentado como una patada en el estómago las declaraciones que os hizo Zapatero.

Es decir, el presidente mantenía un discurso de izquierdista engagé y enragé, mientras el equipo de Moratinos intentaba reorientar las relaciones con Washington a espaldas de La Moncloa. Sin embargo, el entusiasmo pronorteamericano del gabinete desbordó los límites de la dignidad estatal. Sólo conocemos las transcripciones de las conversaciones donde los ministros aplauden la política de secuestros y torturas. ¿Qué pasaría si bajo mano se hubieran propuesto medidas disuasorias más radicales contra quienes insistieran en los vuelos de la CIA?

Reflexión dominical nominal: "Amor es llamar a las cosas por tu nombre".