–Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Evo Morales es un dictador?"

–Para nada. La prueba es que la prensa boliviana dice lo que le da la gana, incluso mentiras y calumnias. Gracias a sus votos, Evo Morales disfruta de un exceso de mayoría democrática y popular. Entonces, la minoría que quiere controlar Bolivia propala la imagen del dictador.

–¿Morales muestra los mismos malos modos en política que jugando a fútbol?

–La patada que dio fue lamentable, lo reconoció él mismo. Es el fruto de la brusquedad del deporte y de un carácter primario, de reacción inmediata y precipitada a las cosas. Primero se enoja, pero después piensa.

–¿Cómo es su relación con el presidente?

–Hemos tenido choques, y reflexiona tras la reacción inicial. No es un fanático, lo comparo favorablemente con quienes nunca se paran a pensar.

–Su charla se titula ´Bolivia, hacia la transformación del Estado colonial´.

–Sigue siendo un estado colonial, pero cuenta por primera vez con una constitución política. Bolivia se fundó remedando y empeorando la dependencia de España. Por lo menos, con la Corona había un Rey que enviaba leyes de protección de los indígenas, aunque fueran incumplidas. Los señores de la República no contaban con esas limitaciones.

–Supongo que España no es exactamente la madre patria.

–Hay hechos irreversibles. El español seguirá siendo el idioma principal del Estado, pero se han incorporado las lenguas indígenas como idiomas nacionales. La descolonización no es una desespañolización, sino un cambio en el comportamiento de la casta dominante. En esa oligarquía figuran apellidos croatas y alemanes. Una mayoría indígena, y el poder reservado a los blanquitos.

–¿El aumento del paro puede llevar a un estallido social en España?

–Lo normal es que acabe habiéndolo. Será distinto que en Bolivia porque, aunque tengo amigos asturianos que se consideran indígenas, me parece una hipérbole. Esta España no tiene nada que ver con la de mi adolescencia, pero el desempleo es una plaga, y observo alarma y angustia a mi alrededor.

–¿Mastica usted coca?

–No es un hábito cotidiano. Tomo mate de hojas de coca para mantenerme despierto. Es bueno contra las molestias de estómago y no crea adicción.

–Estados Unidos también tiene su rebelión popular, el ´tea party´.

–El tea party es una reacción visceral y deprimente, que responde a la tremenda ignorancia política del pueblo norteamericano.

–¿Gobernaban ustedes con un ojo puesto en los militares?

–El comportamiento de los militares en América Latina tiene una tradición dura, por lo que la confianza era muy relativa. Cinco años después, el alivio es que han reaccionado de forma legal y positiva, lo cual no garantiza nada, pero tenemos la ventaja de que un golpe está mal visto a escala mundial.

–Los militares deben pensar que a cualquier cosa lo llaman revolución.

–Estamos preocupados, y Evo tiene cuidado al proceder. Su revolución se llama democrática y cultural. Por tanto, es doblemente lenta, no hay provocación.

–¿En Interior tuvo que reprimir?

–Tuve que hacerlo, pero en muy pocos casos. Los problemas eran de impaciencia política, como una ocupación ilegal de tierras por los campesinos. Le pregunté a Evo, y me respondió que "la línea es el cumplimiento de la ley". Intervino la policía y el ejército.

–¿Celebra usted el Nobel a Vargas Llosa?

–El tipo escribe muy bien, pero sus posiciones políticas me parecen lamentables.

–¿Miran hacia el Che o hacia Chávez?

–Tenemos una mayor sintonía con el Che, un personaje casi mítico y que es una segunda variante de la imagen de Jesucristo, medio mesiánico. El pueblo también siente simpatía hacia Chávez, pero no hay sometimiento porque Evo no obedece a nadie. Bolivia recibe de Venezuela más de lo que da, por el chorro de petróleo venezolano, pero en nuestro país no hay pretensiones de crear un partido único.

–¿Por qué se salió usted de jesuita?

–Estudié marxismo en Barcelona, lo cual me colocó políticamente. Pedí que me excluyeran, cuando el Papa Pablo VI exigió a Arrupe que en ningún otro país se repìtiera la implicación de jesuitas en movimientos guerrilleros centroamericanos.

–¿El sueño de Bolivia es llegar a rica?

–No, porque está matemáticamente demostrado que el desarrollo de los países del Norte no puede extenderse al mundo entero. Nuestra expectativa es vivir bien, lo contrario de vivir mejor. Buscamos la armonía, relacionarnos armónicamente con la madre Tierra.