Después de Garzón, la Pantoja. La justicia se ha desbocado. La fiscalía anticorrupción –si todo el país trabajara como ellos no seríamos Grecia, sino Singapur– le reclama 3,7 millones de euros de fianza civil. En efecto, la misma cantidad que a Matas en penal, el club de los tres millones. Otro mallorquín ingresa en el mundo de las grandes cifras, como nuestras estrellas deportivas. Cada vez tenemos más con-fianza en Mallorca.

A propósito, siempre que se me acerca un jerarca del PP, para hablarme del asunto que les obsesiona, su lamento discurre por el mismo cauce. "Jaume no era así, la culpable es su mujer, ha sido su perdición". Y se quedan tan anchos. Jaume es James Matas, y su esposa –siempre impecable en su Catalina Herrera– también fue cargo público en el gobierno de Esperanza Aguirre, por extraño que parezca. El matrimonio comparte al cincuenta por ciento la propiedad del palacete, pero él es un santo varón supeditado a su pareja.

Aparte de urdir un procedimiento bufonesco para exonerar al PP –se sacrifica a un familiar en aras del partido–, ese argumento oculta el machismo del revés, su variedad más sañuda. A una mujer sólo se le concede el poder de corromper a un hombre bueno, y el protagonismo inherente. Las mujeres nos pierden, pero en igualdad de condiciones. De repente, aquel Matas cargado de autoridad que describían sus correligionarios se reblandece, y sucumbe a una persona que tal vez ni siquiera le vota.

El énfasis en el varón agresor disimula la figura del macho victimista, más dañino. Se anula a la mujer en la cotidianeidad, se le otorgan habilidades próximas a la brujería en el crimen. Así sucedió con el famoso jefe de Atracos, el Pepote ridiculizado por La Paca. También aquí me inundaron las orejas con la tesis de que el impecable policía fue descarriado por una dama, que lo llevó a la Perdición de Billy Wilder con Barbara Stanwyck. Más machismo.

Podría alegarse que la perturbación es ajena al género. Es decir, que todo personaje poderoso corre el riesgo de ser incitado a la deshonestidad por su pareja. Sin embargo, nadie sugiere ni en broma que el marido de Maria Antònia Munar –el hombre que me ha lanzado las miradas más reconcentradas– haya inducido a su esposa a los comportamientos reprobables que los jueces le atribuyen. Otro ejemplo de machismo del revés, la culpable sólo puede ser ella.

Los dirigentes del PP que disculpan a Matas olvidan que su matrimonio cubre tres décadas, con lo cual estarían denunciando una acción muy parsimoniosa. El ex Molt Honorable alimenta la leyenda, cuando en su autoentrevista en IB3 descarga sobre sus familiares la responsabilidad de los manejos con dinero negro. En su versión, ellos lo cobraban. Como de costumbre, olvida que él se lo gastaba en objetos superfluos.

El machismo del revés aplicado al matrimonio Matas se nutre de la animadversión que suscita su esposa, especialmente entre otras mujeres. Ha adelantado a Munar en el ránking de la hostilidad urbana. Detecté decepción entre los más malvados, cuando se marchó del juzgado sin declarar y sin comprarse nada, pero también sin cautelas. No conozco a ninguna admiradora de Maite Areal. Puede ser que no me haya esmerado demasiado en la búsqueda, o que ella pague el precio de las mujeres demasiado vestidas. Nunca olvidaré el fragmento de las cintas del Palma Arena donde da indicaciones a su inseparable amiga, sobre la forma en que la testigo debe explicar que no miraba mientras se efectuaban los pagos con fajos de billetes, porque es de mala educación. Y luego dicen que no es mallorquina.

Volviendo a la corrupción, y centrándonos en el matrimonio de Antònia Ordinas e Isabel Rosselló, ¿quién contamina a quién? Cuando se lo contamos antes que nadie desde esta página –recuerde "El Govern tiene una soprano"– nos acosó un conflicto deontológico para describir el vínculo entre ambas. El magistrado Antonio Capó resuelve el dilema con elegancia, al detallar las maniobras de José Juan Cardona en un auto que retrata al Govern Matas. "Tal nota manuscrita (por Cardona) es además indicio de que el conseller conocía la relación afectiva entre la señora Ordinas y la señora Rosselló, hecho éste, por otra parte, notorio". Y relevante.

Los funerales por Miquel Dalmau eran una excelente oportunidad para suspender la entrega de medallas al mérito del Colegio de Médicos, y aplazarla para mejor ocasión. El Mallorca –al que sólo presidió en Segunda– ha sido más generoso en el recuerdo del doctor que la Medicina, a la que ascendió a primera.

La muerte del fundador de la Policlínica no ha supuesto una tregua en las guerras médicas alrededor de ese establecimiento. Prosiguen, se libran a muerte y alumbrarán nuevas acciones criminales. Se han alargado tanto que las alianzas iniciales se han recompuesto. Entretanto, se investiga el aire tranquilo que muestra Dalmau en las cámaras de seguridad que lo recogieron en su último día de vida, mientras efectuaba diversas compras. Se hacen cálculos sobre la trayectoria del coche durante la caída mortal.

Vamos a ser abruptos, ¿puede asegurar Antich que Francesc Triay ha ejecutado una gestión impecable al frente de los puertos de Balears, o tendremos que volver a escuchar de sus labios que no le conoce? El poder real no radica en las consellerias, un amarre en el parking en que el PSOE transformó el Paseo Marítimo público se vende hoy por 210 mil euros –con derecho sólo hasta 2013, más una extensión de cinco años–, además de 500 euros mensuales por el servicio que se brinda desde las construcciones ilegales que han anulado el placer de los peatones. Calcule el negocio de matriz socialista, y recuérdelo a la hora de votar.

Reflexión dominical festiva: "Una de esas fiestas en que no hay ningún invitado menor de sesenta años, y ninguna invitada mayor de treinta".