Vivimos en un cuerpo que no entendemos, aunque lo sabemos manejar. Por eso andamos y corremos y nos llevamos cosas a la boca. Por eso vamos al baño cuando toca ir al baño y a la cocina cuando toca ir a la cocina. Tampoco entendemos las tripas del automóvil, que sin embargo podemos conducir, o los intestinos del ordenador, que de tantos apuros nos saca. Ahora bien, nada es comparable a vivir dentro de un cuerpo de la complejidad del nuestro y sobre cuyo funcionamiento lo ignoramos casi todo. ¿Qué se sabe del cerebro? Aún no hemos explorado ni el 5% de la totalidad de su territorio, y eso que apenas mide unos centímetros.

Digo que "vivimos" en un cuerpo extraño (extraño en la medida en la que sólo parcialmente somos dueños de él), pero sería más propio afirmar que "somos" el cuerpo en el que nos hacemos la ilusión de vivir. Somos algo que no entendemos por lo tanto, algo que nos supera, que nos extraña y en lo que no nos reconocemos del todo. Hemos construido, a lo largo de la historia, mecanismos para atenuar esa contradicción, y así ahora mismo cada uno de nosotros es Fulano de Tal o Mengano de Cuál. No tenemos ni idea acerca de nuestros orígenes ni de nuestro destino ni de nuestra verdadera identidad, pero cada uno lleva en el bolsillo un carnet capaz de certificar que se llama así o asá, que es hijos de Fulano y Mengana, y que tiene una profesión.

La situación no puede ser más cómica ni más dramática, pero es lo que hay. A veces, cuando intento comprender qué rayos es Europa, me pasa algo parecido a lo que me ocurre cuando intento entender qué rayos es Juan José Millás. Soy tan usuario de Europa como de este cuerpo y esta identidad denominados Juan José Millás. Pero tanto Europa como Millás me resultan extraños. Tienen un lado práctico, no lo niego, sirven para esto o para lo otro, mas no hay forma de acceder a su caja negra. Y si ser Millás o ser europeo resulta complicado, ser español es la bomba, como ser catalán, o vasco, o andaluz. Parece que el Tribunal Supremo está a punto de emitir una sentencia en la que los magistrados explican en qué consiste la catalanidad. Como si lo supieran.