De negro riguroso y con semblante serio aterrizaron ayer en Palma los Príncipes de Asturias. No era así como deseaban comenzar sus vacaciones, unos días que se presumían de descanso en compañía de sus hijas Leonor y Sofía en Son Vent, casa anexa al palacio de Marivent, y que se han visto truncados por culpa del terrible atentado de ETA que el jueves acabó con la vida de dos guardias civiles. Letizia y Felipe se sumaron, como uno más, al dolor de los familiares y amigos que ayer dieron el último adiós a Diego Salvá y Carlos Sáenz de Tejada.

Entre aplausos y gritos de ¡Viva España!, el heredero a la Corona y su esposa llegaron a la Catedral minutos antes de la una de la tarde. Allí les esperaban, además de diversas autoridades políticas como la alcaldesa de Palma, Aina Calvo; el delegado del Gobierno, Ramón Socias y el presidente del Govern, Francesc Antich, los duques de Palma y la infanta Elena. Éstos últimos ya habían expresado sus condolencias al acudir, casi de incógnito, a la capilla ardiente instalada desde primera hora de la mañana en el Palau de l´Almudaina.

Tras el protocolario saludo al obispo Jesús Murgui y el arzobispo castrense Juan del Río Marín, los Príncipes de Asturias presidieron una emotiva ceremonia en la que no faltaron claros mensajes de condena dirigidos a la organización terrorista. La emoción, contenida hasta entonces, se desbordó con la interpretación del himno de la Guardia Civil, ya a la salida del templo. Las lágrimas asomaron entonces a los ojos de una Letizia extremadamente delgada y visiblemente afectada. A su lado, un bronceado Iñaki Urdangarín cogía del brazo a la infanta Cristina.

Bajo un sol de justicia y a resguardo de la multitud de personas que aguardaban la marcha de los coches fúnebres, Letizia y Felipe buscaron con la mirada al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, con el que conversaron durante varios minutos. Los Príncipes de Asturias se interesaron por el estado de la investigación y mostraron su confianza en la pronta captura de los responsables del atentado.

A varios miles kilómetros de distancia, los Reyes, de visita oficial a Madeira, fueron informados puntualmente de las últimas novedades. Aunque esta tarde, con su llegada oficial a la isla, podrán comprobar de primera mano el sentir de los ciudadanos y el fuerte despliegue de seguridad instalado en Mallorca.