El país de Liviana Aído se debate entre aburrirse con Rajoy o Zapatero, mientras en la pequeña aldea mallorquina aprendemos que el PP balear es tan irrelevante que puede ser dirigido desde Bruselas en horas libres. Y aunque mi blogografía se está saturando de páginas dedicadas a UM, la insistencia se explica porque todo lo que puedas anotar de ese partido "es demasiado e insuficiente", en la expresión de Adorno. (Usted siempre adornándose).

Miquel Angel Grimalt intenta convencernos de que otra UM es posible, aunque también es posible que entonces deje de ser UM. El cariacontecido conseller jamás alcanzará las cotas de espectáculo del pluriempleado y pluriinvestigado Miquel Nadal. Su autodesignación como conseller en cap –arrinconando a Mateu Cañellas– hubiera culminado cualquier carrera hacia el esperpento, pero su creatividad inagotable le impulsó a superarse, inculpando delante de la jueza de Can Domenge a Maria Antònia Munar, Miquel Angel Flaquer, Bartomeu Vicens y Samuel Etoo. Dado que el ex vicepresidente de la institución desenmascaró al consorcio, desde aquí podemos confirmarles que todos ellos compartían actividad en el penúltimo Consell Inmobiliario de Mallorca, con la posible excepción del artillero camerunés.

Can Domenge fue una pieza más del zócalo urbanístico mallorquín. A los promotores remolones se les insinuaba que "vosotros sois los últimos". A quienes desafiaban el procedimiento inapelable, se les recordaba desde la afinada óptica jurídica que "siempre podéis acudir a los tribunales, España es una democracia –la precisión era pertinente, porque los nacionalistas aprobaban mayoritariamente proyectos extranjeros–. Ahora bien, eso puede demorar el golf/hotel/apartamentos durante una década. Vosotros sabréis". La inmensa mayoría escogía el camino más corto.

Con UM, la burocracia ahorra tiempo. En una anterior edición de nuestras obras completas, les anotamos lo ocurrido con un proyecto en Porreres. Hoy nos centraremos en un terco empresario alemán, que se rebullía en su asiento en el despacho de Vicens, responsable de Urbanismo del Consell de Munar/Nadal. En un momento dado, el impetuoso germano pronunció la palabra "mafia". Enseguida saltó el político mallorquín:

–¿Qué ha dicho, cómo se atreve?

Los representantes del empresario tranquilizaron al político:

–En alemán, Mafia es una palabra que significa una ceremonia festiva.

Vicens recurrió entonces al talante conciliador que caracteriza a los indígenas mallorquines, y rebajó la tensión con un jovial:

–Spain is different.

El teutón entendió el hecho diferencial, se adaptó al procedimiento, y el resto es historia. Me sorprende que se analice Son Baco como un asunto político, cuando la obligatoriedad del golf puede ser económica. El Consell Inmobiliario, que un miembro del Govern destripó ante la jueza, presumía de su propio dispositivo recaudatorio, con un cobrador del frac que regenta la inmobiliaria fantasma de reglamento. Contaba con un familiar íntimo en la esfera bancaria, las cajas de seguridad contratadas para intercambios experimentaron más auge que Casa Alfredo. En la banca, ojos que no ven, corazón que no disiente.

Inmersos en las altas finanzas, Pere Batle voló el martes a Madrid en clase turista, algo está cambiando en la sensibilidad de los guardianes del dinero. En su afán por amortiguar la pitada a un himno en Mestalla, los burócratas zarzueleros impidieron que sobresaliera el gesto más relevante del público. Los propios aficionados del Athletic –que habían abucheado la musiquilla– señalaron a la Policía Nacional a un correligionario que había agredido a Alves. Por una vez se impuso la civilización, un aviso para los especialistas en fomentar odios y para los tiralevitas monárquicos.

Siempre que me encuentro con Ella, maldigo el día en que las feministas raptaron a nuestras mujeres. También Ella se desplazó a Valencia para la final de Copa, y me parece superfluo preguntarle si abucheó la llegada de los Reyes:

–Lo hice, pero sólo porque pensaba que Letizia Ortiz estaba en el palco.

Me disponía a preguntarle su opinión sobre la píldora del día después, me abstuve al advertir que Ella usaba un envoltorio de ese fármaco para marcar las páginas del libro que estaba leyendo, la última novela de Michael Connelly.

Al día siguiente, sufrimos el renacimiento de Florentino Pérez, el presidente que más títulos ha perdido en la historia del Real Madrid. Tras solicitar la oportuna venia de sus jefes, el empleado de los hermanos March ocupará de nuevo el palco del Bernabeu, que tantos negocios propicia. En su acto de toma de posesión pudo percibirse el elevado precio que Mallorca pagará por este acontecimiento madrileño, pues el presidente por asalto estaba escoltado por Juan Miguel Villar Mir.

Y aquí reaparece el fantasma de Son Espases. Florentino –gran amigo de James Matas– y Villar Mir competían por el hospital que, en una adjudicación indigna de Sicilia, recayó en el primero. Los representantes del segundo no sólo amenazaron con acciones penales, sino que me hicieron perder numerosas horas acusando al presidente repetido del Real Madrid de los crímenes más horrendos. Los epítetos que le dedicaban son irreproducibles, aunque alguno ya ha aparecido en esta página. Les insistí en que diera la cara el constructor agraviado, a lo que siempre se negó. Dos años más tarde, se abrazan ante centenares de periodistas y entendemos al cobardón.

Si la justicia representara a los ciudadanos, en este preciso instante se cancelaría el contencioso que Villar Mir interpuso sobre Son Espases ante el Tribunal Superior. La acción judicial puede obligar a los mallorquines a pagarle una indemnización a quien ahora aparece como figurante, en la aclamación del Florentino a quien consideraba indigno de su profesión. La broma adquirirá tonos sarcásticos, cuando tengamos que sufragar el hospital por partida triple. Los aficionados futbolísticos también abuchean a los poderes equivocados. Y así concluye nuestro repaso a los personajes a quienes nadie les vendería un coche usado.

Reflexión dominical desorientada: "Si no sabes adónde vas, siempre estás en el camino correcto".