-Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Por qué todas las personas de vida disparatada acaban en Mallorca?"

-Palma es una ciudad con buenas esquinas y buenos roces. Viniendo de fuera te ahorras el protocolo, puedes seguir siendo extraterrestre sin intromisiones.

-Prefirió Mallorca a Isla Margarita.

-Me siento de aquí, porque puedes caminar a solas por la noche. Isla Margarita es un despelote violento y peligroso. Caracas es hoy Bagdad.

-¿Todavía libertario, o ya migró hacia la gastronomía?

-Voy buscando mi camino del medio, alejándome de los extremos. Quiero pasar desapercibido.

-Cartero en La Soledad es redundancia.

-Nunca antes había tenido un oficio, que me ha ayudado a conocer mi país desde abajo. Prefiero La Soledad -abandonada por las autoridades pero reducto de la gente más amable y humilde de Palma-, antes que Son Vida, donde todo son pompas de jabón.

-Ya nadie espera una carta de amor.

-Las únicas cartas de amor vienen de la cárcel. Los carteros mostramos un cariño especial por las misivas escritas a mano, pero la inmensa mayoría son facturas de bancos o publicidad.

Repartimos mucha porquería, que va directamente a la papelera.

-¿Ha llevado algún paquete para ´La Paca´?

-Me tocó Son Banya, donde toda la correspondencia es fácil de repartir porque llega a tres nombres. No creo que a los destinatarios les preocupen demasiado las notificaciones tributarias que reciben.

-El cartero es un ser virtual. La realidad se llama internet.

-Seremos reales mientras superemos el millar de entregas diarias, en los picos de Navidad. La actividad desciende en verano pero, mientras un cartero cobre menos que un ministro, estará mal pagado.

-¿Cómo suavizó la imagen de Hugo Chávez?

-Introduciendo a su esposa en la campaña. Chávez se consolida como salvador de Venezuela cuando se rinde ante las cámaras, tras su fallido golpe de Estado. Tenía muy mal talante, anunciando que "vamos a freír las cabezas de los rivales en ollas". La incorporación de su mujer, con una voz cantarina, le ayudó a mejorar la imagen y a alcanzar la presidencia. El matrimonio se separó.

-¿Votaría usted hoy a Chávez?

-En toda mi vida he votado una sola vez en España, y lo hice en blanco. Tras el saqueo que el régimen precedente llevó a cabo en Venezuela, hubiera apoyado al primer Chávez. Hoy no, es una locura peligrosa. Hace exactamente lo mismo que sus predecesores, con los gobernadores enriqueciéndose y los de abajo robando porque los de arriba también lo hacen. La caimanera de siempre.

-¿Cómo se consiguió que los venezolanos cambiaran Pepsi por Coca-Cola?

-Para conseguir el liderazgo, bastó con comprar las embotelladoras de Pepsi, pero hicimos numerosos análisis porque algo teníamos que facturar al cliente. Ya no bebo jarabes.

-¿Con ´Ajoblanco´ quisieron hacer la revolución?

-Con Franco todavía vivo, era difícil expresarse. Queríamos explorar formas nuevas. La revista aglutinó gente interesante y sobrevivió treinta años. Todo llegó de improviso, Pepe Ribas lo ha explicado en un libro.

- Le disgusta evocar su biografía.

-Al interpretar el pasado, lo modificas. El "aquí y ahora" es todo lo que tienes.

-¿La publicidad paga tan bien como dicen?

-A nivel de alto ejecutivo paga muy bien, pero corté las alas y me fui a Margarita, donde no tuviera que promocionar refrescos, jabones ni detergentes.

-¿Es más fácil cambiar la sociedad o venderle Gillette?

-Es el mismo proceso. Se crea la imagen, se modifican los hábitos. Hoy la sociedad se nos viene abajo. Hay que aprender que el camino empieza por uno mismo. Dar el primer paso, aprender de los errores.

-¿Firmará el manifiesto por la lengua?

-Propondría un manifiesto para entendernos por señas, sería todo mucho más rápido.

-Trabaja cargado de palabras, pero ha dejado de escribir.

-Son épocas, me tocaba el standby. Basta que te pongas a buscar algo para que no lo encuentres.

-Le leo: "Te resulte claro o no, el Universo marcha como debiera".

-Es muy taoísta. Intervengas o no, el Universo funciona perfectamente. Si no hubiéramos intentado cambiar nada, las cosas habrían funcionado mejor y no hubiéramos creado tanta destrucción.

-Cartero, en Mallorca no hay nerudas.

-No me acabó de pillar esa historia. En la calle he aprendido a tratar la gente. Te vas puliendo, al principio me enfadaba sin motivos. Trabajar de cartero ha sido un banquete, y lo cuido como si fuera oro.