El Govern ya no despacha el sello de calidad turística (IQT) que cuelga de la puerta de algunos hoteles, restaurantes, agencias de viaje, campos de golf, puertos deportivos y discotecas. El distintivo que ha costado a la Comunidad Autónoma cerca de medio millón de euros desde su nacimiento hace cinco años se ha convertido en un fracaso, una inutilidad, apreciación compartida por muchos empresarios. Para los consumidores entrañaba un equívoco, puesto que la marca ´Q´ se podía confundir con la del Instituto de Calidad Turística Española (ICTE), cuya obtención implica unos estándares modélicos.

El sello balear se creó con el objetivo de "reconocer" los establecimientos que cumplían unos mínimos de excelencia. Pero pronto surgió la picaresca y el caos. Hubo hoteles que ganaron la placa sin pasar ningún tipo de control, y otros que la percibieron sin pedirla, apuntan empresarios auditores. "La ´Q´ se regaló durante unos años y luego se comenzó a cobrar. Cien euros cada una", explica una fuente de la conselleria de Turismo. Según este departamento, se repartieron 474 distintivos, pero la cifra podría ser mucho mayor porque en una sola entrega, en 2005, se expendieron 263. En definitiva, se inundó el mercado de placas, lo que rebajó su importancia.

El sello impulsado durante la etapa de Joan Flaquer (PP) se mantuvo hasta la expulsión de UM, materializada por Francesc Antich el pasado mes de febrero.

Costes elevados

En la legislatura del PP el Govern se gastó 291.500 euros en contratos de consultoría y asistencia para la implantación del distintivo –las firmas Sinergies i Gestió Empresarial de Balears, SITE 5 y KPMG fueron las adjudicatarias–. Con el desembarco de UM en la conselleria, los contratos, valorados en 270.000 euros, recayeron en una sola empresa, Enquadre Investigació I Desenvolupament, propiedad de Roger Gotarredona, cuyas sociedades han sido investigadas en el caso Voltor. "Estoy de acuerdo con su eliminación. Fue un fracaso porque no cumplió los objetivos para los que se creó", remacha el presidente de la Federación Hotelera de Mallorca, Antoni Horrach.

Para perjuicio de los consumidores, la extinta ´Q´ balear se confundía con otra más prestigiosa, la del Instituto de Calidad Turística Española (ICTE). Los locales que aspiran a la del ICTE afrontan auditorías y pruebas objetivas de la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR).

Para la intrahistoria de la ´Q´ balear queda la destitución de su valedor, el ex director del Institut de Qualitat Turística, Miguel Hernández Magán. Aquella expulsión del Govern ordenada por el entonces conseller Joan Flaquer nunca fue debidamente aclarada.