Pedro Iriondo compagina en estos momentos su triple faceta de empresario, presidente del Fomento de Turismo y hasta esta semana máximo responsable de la asociación de agencias de viajes de la isla (Aviba).

–La actualidad manda. ¿La primera industria de Balears se merece y está en condiciones de resistir la experiencia de contar con cuatro consellers en una misma legislatura?

–A todas luces, el sector turístico no se merece los cambios que estamos sufriendo al frente de la Conselleria. Si las legislaturas son de cuatro años es para disponer del tiempo necesario para desarrollar un programa, y si al conseller lo cambian cada poco tiempo, entre que entra, se entera y se pone de acuerdo con todo el sector, se pierden varios meses. Yo creo que ninguno de ellos ha tenido tiempo de desarrollar el trabajo que había previsto, pese a que ha habido una cierta continuidad en las políticas, como es natural, porque podría haber sido mucho peor. La mayor parte de la riqueza que se genera en las islas procede del turismo, así que estamos hablando del departamento más importante del Govern.

–¿Los relevos derivados de tensiones en el seno de los partidos del Pacto y de casos de presunta corrupción deterioran la imagen de las islas?

–Afortunadamente, a los turistas no les afecta porque en realidad no se enteran de lo que ocurre, pero está claro que los tour operadores y todos los que generan el tráfico de visitantes hacia el archipiélago en alguna ocasión han tenido que encontrarse con el conseller, y no terminan de comprender lo que está sucediendo. Y en la prensa especializada aparecen estas noticias. Recientemente un empresario alemán me preguntaba qué estaba pasando para haber metido al ´ministro balear´ de Turismo en la cárcel, y hay que explicar que se trataba de una persona que había ocupado el cargo con anterioridad. Eso es negativo, y ya no se sabe ni lo que parece.

–El president Francesc Antich afirmó recientemente que la corrupción está siendo una lacra para la economía balear. ¿Existe en el sector turístico el sentimiento de que la corrupción le ha perjudicado?

–Evidentemente que afecta, sobre todo si en ella se usan los fondos que deban ir dedicados a la promoción turística y que finalmente no llegan todos al que debía de ser su destino. Especialmente si tenemos en cuenta que el presupuesto que se dedica en Balears a la promoción turística está a años luz del que se asigna en otras comunidades autónomas. Lo que tenemos asignado no nos basta para todas las acciones que deberíamos hacer, como potenciar subsectores como el golf, la náutica o el ciclismo, o darnos a conocer en países como Polonia o Bulgaria.

–¿El actual Govern está en condiciones de dar estabilidad durante lo que resta de legislatura o sería preferible un cambio?

–Ante la actual situación de crisis económica, necesitamos estabilidad política. Si ésta pasa por un cambio de Govern o por un gran pacto, nos es igual. Pero lo que el empresariado reclama es estabilidad para poder trabajar y sacar adelante todos los proyectos que están en marcha. Y que se dé la importancia que se merece al turismo.

–El Ejecutivo de Antich ha puesto en marcha el Decreto Nadal que por ahora no da los resultados esperados, la reforma de la Platja de Palma no registra grandes avances, el Palacio de Congresos ha atravesado por problemas... ¿Al margen de los cambios en la Conselleria, que balance se hace de lo que llevamos de legislatura?

–El Decreto Nadal ha sido bueno, aunque no se ha aplicado del todo. El tema de la Platja de Palma parece que va para largo. Yo diría que ´las cosas de palacio van despacio´. Quizás habría que actuar más con planteamientos empresariales, con más agilidad. Y lo cierto es que los relevos que ha habido han afectado al retraso de algunos proyectos.

–La primera legislatura del Pacto vino marcada por su enfrentamiento con el sector turístico a causa de la ecotasa. En esta, la relación parece haber sido mejor.

–La ecotasa supuso un enfrentamiento muy grande con todo el sector. En esta legislatura hemos intentado tener el máximo de armonía y colaborar más. También nos hemos encontrado con un mayor acercamiento y comprensión por parte de los consellers que hemos tenido.

–Pero se han llegado a registrar tensiones en el seno del mundo empresarial respecto a la actitud más o menos beligerante que se debería tener con el actual Ejecutivo autonómico, que se visualizaron a la hora de plantear un posible relevo de Josep Oliver al frente de la patronal Caeb.

–El sector empresarial ha intentado que se adoptaran algunas medidas y en ocasiones ha sido crítico con alguna de las políticas de este Govern. Pero el que una organización empresarial tenga momentos de tensión por cuestiones de elección de presidente es normal. Es parte del juego.

–Antes destacaba el enorme peso del turismo en la economía balear. Ahora todos los ojos están puestos sobre este sector para sacar a Balears de la crisis económica. ¿Cuáles son las perspectivas para la próxima temporada?

–Cuando se barajaba que el sector turístico nos iba a sacar antes de la crisis que a otras autonomías, era pensando que los principales países emisores iban a recuperar el crecimiento con mayor rapidez. Pero no ha sido así, especialmente en el caso del mercado británico. Por suerte, la pérdida del turismo alemán no ha sido tan acentuada. Para este próximo verano, las espectativas son un poco confusas, porque nos estamos encontrando con que las reservas están siendo más de última hora, así que no sabes si es que la demanda está débil o simplemente que se está aplazando la contratación. Pero la petición de slots en el aeropuerto refleja el interés de tour operadores y de compañías chárter en mantener o incluso incrementar sus vuelos con las islas. Es un indicador bueno.

–¿Qué sensaciones han tenido en las ferias turísticas celebradas hasta ahora?

–De momento no han sido muy positivas, pero ya digo que están primando las reservas de última hora. La feria de Berlín que se va a celebrar en marzo va a ser muy importante, porque ya estará más avanzada la temporada y se visualizará mejor la situación.

–Nos estamos enfrentando a una dura y creciente competencia con otros destinos del Mediterráneo.

–Tenemos desventajas frente a otros países competidores de ´bajo coste´, como Turquía o Egipto, que están haciendo esfuerzos para captar el mayor número de visitantes y su masa salarial es muy diferente a la que tiene que asumir el empresario de las islas. Lo tenemos muy difícil para competir con ellos en precio. Se dice que tenemos que apostar por la calidad y por el servicio, pero lo tenemos un poco difícil si bajando precios no podemos dar todo lo que nos gustaría. Lo que si tenemos que cuidar es la amabilidad, la seguridad o la asistencia sanitaria.

–El sector antes tenía la posibilidad de que una devaluación de la peseta mejorara la competitividad de sus precios. Con el euro eso es imposible. ¿Algún empresario echa de menos ahora la antigua moneda española?

–El euro nos ha dado una gran estabilidad. Es verdad que la posibilidad de devaluar la moneda nos daría una mayor tranquilidad, al situar nuestros precios en condiciones de competir con otros destinos. Sobre lo que sería mejor en estos momentos, hay diversidad de opiniones, y puede que algunos sectores añoren la peseta mientras que otros se encuentren más cómodos con el euro.

–Antes ha destacado la importancia de Balears como destino seguro. ¿El atentado de ETA del pasado verano ha abierto una brecha en este aspecto?

–El año pasado sufrimos un duro golpe en materia de seguridad, pero a pesar de ello sigo pensando que es menos vulnerable una isla que el resto del territorio nacional. Yo creo que tanto o más daño lo registró el sector a causa de la gripe A, ya que incluso hubo gente paseándose por la Platja de Palma con mascarillas. Se dijo que eso fue una campaña orquestada por otros destinos turísticos, pero no podemos demostrarlo.

–Algunos economistas advierten que nos hemos relajado a la hora de mantener un equilibrio entre la calidad y el precio, especialmente por parte de la oferta complementaria.

–Creo que sí, que algunos sectores se pueden haber relajado. Pienso que el servicio que hemos dado no ha sido malo, pero también nos ha afectado mucho el ´todo incluido´, que se ha puesto de moda y que a mí no me gusta, pero que es lo que demanda el cliente, especialmente el familiar, que en épocas de crisis quiere viajar sabiendo lo que se va a gastar durante toda su estancia.

–La temporada turística cada vez es más corta y cada vez es mayor el número de hoteles que optan por cerrar en invierno. ¿El sector turístico es consciente de que está perdiendo la batalla contra la estacionalidad?

–Somos muy conscientes de ello. Lo que ocurre es que la crisis trae esto. Mucho del turismo que teníamos en invierno eran visitantes que antes venían dos o tres veces al año a la isla, y ante la actual situación económica se han visto obligados a reducir gastos y han optado por suprimir la visita en temporada baja. Lo cierto es que tampoco hemos hecho una gran campaña promocional para atraer turismo en invierno. En una época intentamos potenciar los viajes para compras, pero uno de los problemas que nos hemos encontrado es que durante los fines de semana apenas hay actividad en Palma, con todos los comercios cerrados en domingo, al igual que muchos restaurantes y bares. Sería necesario adoptar medidas para contar con más animación durante los fines de semana, al menos en algunas zonas. También hay que tener en cuenta que tenemos un turismo residencial que dispone de alojamiento y que no pasa por la planta hotelera.

Perfil

Pedro Iriondo

Nació en 1941. Actualmente ocupa la presidencia del Fomento de Turismo de Mallorca y de la asociación balear de agencias de viajes (Aviba), cargo que abandonó esta misma semana para poder dedicar más tiempo al primero y, muy especialmente, a su papel de empresario al frente de Viajes Kontiki.