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Maldeojos

Viva el periodismo, cajones

A la izquierda Edurne, interrogada sobre su sonrisa. A la derecha Ana Blanco, bodas de plata con el Telediario.

Estoy feliz con Colgate y mi disco. No es coña. Veamos. Plató estupendo de Amigas y conocidas. Puro nervio periodístico, tensión, la actualidad se cuela por cada rendija del estudio, el aire cargado de noticias de la calle invade cada centímetro de la mesa donde unas amigas comparten ese amor por el pulso al día a día. Alguien que jamás se haya fijado en el programa podría pensar, como ocurre en Cuatro o La Sexta a la misma hora, una enfrascada en Las mañanas de Cuatro, con Javier Ruiz, y otra con Al rojo vivo, con el vitaminado Antonio García Ferreras, el hombre que ejerce el periodismo a golpe de mano abierta, con la que explica, reflexiona, detiene, o da paso a una conexión, alguien que no haya visto Amigas y conocidas podría pensar, digo, que La 1 toma el pulso a esa hora a la actualidad. Ha terminado La mañana de La 1, Mariló Montero da paso a Inés Ballester después de haber soltado una decena de inconveniencias, cinco o seis sandeces, un hatillo de reflexiones que nadie le ha pedido, y la ya acostumbrada exhibición de un ego maltrecho y fuera de control. Inés Ballester, la presentadora del programa, hace un resumen de los contenidos a tratar. Abrirán la tertulia con la crisis. ¿Cómo? ¿Van a hablar con gente parada, con familias que cuentan que no pueden pagar los libros de sus hijos, con pensionistas a los que Cristóbal Montoro reclama ahora que devuelvan un pastizal aplicándoles con efecto retroactivo una normativa por la que, si antes no tenían que declarar, ahora sí han de hacerlo y ese cambio les burla un dinero que, tengan o no, han de pagar sí o sí? No. Hablan de la crisis pero para decir que se ha salido de ella, tanto, y tan bien, que hasta están repuntando las separaciones. Y hablarán de Isabel Preysler y Vargas Llosa, asunto capital del que ya habló Mariló y hablará Anne Igartiburu, la muñeca diabólica, y tal vez se cuele en el Telediario.

Televisión vibrante

Estamos en la televisión pública, cajones, que decía el inolvidable Marty Feldman como Igor en El pequeño Frankenstein. Y la televisión pública ama la excelencia por encima de cualquier veleidad periodística. Por eso, en rabioso directo, en conexión con la calle, Inés Ballester da paso a Edurne como sólo las grandes saben hacerlo, con preguntas sin escapatoria, olfateando la noticia allá donde esté, y Edurne sin duda la esconde en su sonrisa, patrocinada por la pasta de dientes cuyo nombre resalta en el plano. Hola, Edurne, dice la valenciana, que nos dicen que estás feliz y radiante, sí, sí, mira qué sonrisa, contesta la cantante. Pero la periodista no suelta a su presa así como así. ¿Y por qué estás tan contenta, Edurne? Estoy contenta, dice doña Ieie, ieie, ieieee, porque estamos en la presentación de una nueva pasta dentífrica que€ Ay, ay, salta la periodista repreguntando como un periodista de la BBC, como un Carlos Alsina a un Rajoy turulato y bobo, o sea, que sólo ríes cuando hay por medio un taloncito. Nooo, contestó ella enseñando los dientes patrocinados por la pasta que ha puesto la pasta. El tercer grado a Edurne siguió arrinconándola para que hablara de su novio futbolista, un tal Gea, pero ella, como una bicha escurridiza, responde que "estoy feliz con Colgate y mi disco". Televisión pública vibrante, ejemplar, siempre husmeando debajo de las alfombras para sacar lo que el poder esconde. Ni de coña. ¿Saben cómo se ha hecho eco TVE del monumental ridículo de un presidente de Gobierno desinformado que no sabe cómo se pierde la nacionalidad española? Ocultando el origen, protegiendo la ineptitud del líder, acorralado con suaves formas por un periodista de radio, y sacando a ministros en tromba con la trompetería del apocalipsis que anuncia que los catalanes pueden dejar de ser españoles si equivocan su voto.

Las dos taleguillas

Que TVE apuesta por el periodismo de calidad lo encontramos de nuevo en uno de sus últimos estrenos, En la tuya o en la mía. Mientras en las televisiones serias, en cadenas de prestigio internacional, se dan codazos para invitar a personajes de incuestionable altura intelectual y ética con que exhibir en horario de máxima audiencia, aquí, en La 1, dos machos con sus taleguillas bien puestas se juntan para hablar de sus cosas -"tío, que yo he visto en el tendío pelearse por mí, mujeres", dice Jesulín de Ubrique, que quiere saber los años de una parra de la casa de campo del anfitrión, Bertín Osborne, mira, macho, dice el cantante melódico, "había otra pero un tío más bruto que un arao se la cargó porque había que meté una tubería, y digo, cojone, no se podía haber metío por otro lao, era tan bruto que me metió estos dos olivos por el tejao". "Anda cojone", dice a modo de respuesta el ex de Belén Esteban-. Estos ejemplares avanzan sin remisión hacia un precipicio donde brilla lo chabacano, la simpleza mental, el discurso cerril, ensimismado y rancio, el chiste facilón, de machitos encelados, de colegas que se reconocen en sus cacerías, que no huelen el hedor de la sangre seca ni las cajonadas que pisan. Poner un género periodístico como la entrevista en manos de un señor como Bertín Osborne sólo se entiende por el desprecio que la actual dirección de la televisión pública tiene por el análisis serio de la realidad y su apego al fomento de la ignorancia de una sociedad dócil y bruta. Echando un vistazo al resto de invitados -esta semana se eligió a Lolita- se nos pone la bilis a mil. Carmen Martínez Bordiú y Mariló Montero son otras dos guindas para coronar este desfile de lustrosos representantes de la fatuidad social. En la tuya o en la mía la elección del presentador, y por supuesto la elección de invitados, no es baladí. Igual que no lo es el grosero intento de ocultar en el Telediario el estreno de B, la película de David Ilundain sobre Luis Bárcenas -Luis, sé fuerte-. Una redacción harta y ofendida se puso en pie de nuevo para evitarlo. El director, un pasota, seguro que se entretiene viendo lo de Bertín anotando en su diario ¡esto es periodismo, cajones¡

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