Seguro que la palabra sexting no te es desconocida. En algún momento a lo largo de los últimos años has oido ese término en alguna conversación, o la has leído en algún medio. El sexting es una peligrosa moda que está haciendo estragos entre los jóvenes y que consiste en el intercambio de fotos y vídeos de naturaleza íntima a través de aplicaciones de mensajería, ya sea WhatsApp, Viber, Snapchat o cualquier otra. De igual forma, los mensajes privados a través de redes sociales como Twitter o Facebook también son canales en los que el sexting campa a sus anchas. Y las consecuencias pueden ser terribles.
El principal problema de este tipo de comportamientos es que en muchos casos esos contenidos no quedan en la intimidad de quienes lo envía o recibe. Si se comparte a través de redes sociales, las imágenes pueden llegar a hacerse públicas por desconocimiento de los ajustes de privacidad de dichas redes sociales. Según un estudio de Consumer Security Risks Survey, elaborado por Kaspersky Lab, el 26% de los usuarios españoles ignora por completo los ajustes de privacidad de sus cuentas en redes sociales. Y de ahí a publicar una foto subida de tono y que todo el mundo la vea tan solo hay un paso. Un clic en realidad.
Las imágenes íntimas compartidas por los jóvenes acaban en muchos casos en webs de pornografía e incluso son utilizadas por ciberdelincuentes para chantajear a las víctimas. Es importante que los padres estén atentos a lo que sus hijos hacen con los móviles. Existen aplicaciones para los diferentes sistemas operativos que son capaces de monitorizar la actividad de los hijos. Control Parental, Qustodio o Kids Place son solo algunos ejemplos de apps que permiten filtrar los contenidos e incluso bloquear el acceso a sitios inapropiados. Aunque probablemente el mejor sistema de seguridad es enseñarles a usar el móvil de forma responsable.
