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Crítica

Larga vida a 007

Spectre

Reino Unido (2015). 148 min.

De Sam Mendes. Int. Daniel Craig, Ben Whishaw, Ralph Fiennes, Naomie Harris, Léa Seydoux, Christoph Waltz, Andrew Scott, Dave Batista, Monica Bellucci, Rory Kinnear.

Distribuidora: Sony Pictures.

Productora: Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), United Artists, Columbia Pictures, Eon Productions

Cuando James Bond se atormenta por su pasado y se convierte en el hermano pequeño de un villano que busca venganza, deja de ser James Bond. Es otra cosa, pero no 007. Como Moneypenny deja de ser Moneypenny al tener un affaire con otro en lugar de suspirar cada vez que le ve pasar. En Spectre, Daniel Craig representa a un personaje cada vez más del montón. Poco queda del que interpretaba Sean Connery. Pocas de sus miradas, de sus gestos que lo decían todo. Poco o nada de su actitud arrogante y misógina desde el momento en que el Bond de ahora agarra la mano de su chica porque ella tiene miedo o le susurra frases amorosas en lugar de llevarla a la cama con una elegancia jamás vista. La verdad, una no imagina a Connery dejando con vida al Doctor No. Spectre es una buena película de espías cuyo protagonista podría ser 005 o 009. Tal vez por eso algunos de los espectadores ´bondianos´ se sienten cada vez más decepcionados con la saga. No quieren un espía, sino a 007.

La evolución del personaje de Ian Fleming es más bien una reinvención. El de Craig es, efectivamente, un ´espectro´ del Bond de Connery. Las películas han ido dejando por el camino la sutileza para dar paso a la acción, puede que para adaptarse a un público cada vez más acostumbrado a efectos visuales y sonoros con la excusa de la sociedad de la información, Orwell y las organizaciones terroristas internacionales. A pesar de todo, desde el espectacular plano-secuencia inicial, el espectador intuye que lo va a pasar bien. Y es que los diálogos ácidos no han sido aún eclipsados por los edulcorados y Bond sigue tomando vodka con Martini "shaken, not stirred". Aceptando todos los peros que les pongan los más puristas, los filmes de Bond siguen siendo de los pocos metrajes por los que vale la pena pagar el precio de una butaca en el cine. Entretenimiento, se llama. Larga vida a 007.

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