Ama y le gusta el fútbol desde que tiene uso de razón. Lo ha practicado como jugador, se tuvo que retirar pronto, a los 32 años, por motivos laborales. Luego fue entrenador y ahora ejerce de coordinador del Poblense, “es meu club”, como reconoce como buen pobler que es. Una vez comenzada la temporada puede ver cada día unos seis partidos de fútbol. “Se junta la devoción con el trabajo, pero disfruto de hacerlo”, dice sonriendo. Es Martí Munar (sa Pobla, 1954).
-¿Se plantea una vida sin fútbol?
-No. Soy un enamorado del fútbol base. Lo reconozco. Si se me quiere ver, los sábados, tanto por la mañana como por la tarde, estoy en un terreno de juego. Puedo llegar a ver seis partidos perfectamente. Tengo una parte de obligación como coordinador, sí, pero creo que la devoción me gana. Paso gusto de ver a los chicos que empiezan y apoyar a las últimas edades, que es donde ves realmente si algún jugador tiene porvenir.
-¿No se cansa?
-Nunca. Me siento identificado con la directiva y el club y me gusta el trabajo que hago. Desde pequeño he mamado los colores blaugrana y los llevo muy adentro. Tengo una parte de aficionado mezclada con la parte de entrenador.
-¿Cómo se presenta la temporada 16-17?
-El equipo de Tercera División hace un juego que no es de esta categoría, sino superior. Disfrutamos mucho con ellos, y eso que acaban de empezar. A nivel de fútbol base es un año difícil. En el juvenil tenemos una mala añada pero con el trabajo de todos los entrenadores lo sacarán. Implantamos una metodología en las categorías inferiores y estamos muy contentos.
-¿El convenio que firmaron con el Mallorca les resta personalidad?
-Podemos estar orgullosos de tener vinculación con el Mallorca. Llevo muchos años aquí y es mi segunda época como coordinador en el Poblense. He vivido convenios con el Mallorca durante más de quince años y puedo decir que entre el año pasado y este el convenio se cumple por las dos partes. Antes no se cumplía nunca. Ahora la ayuda es mutua. Ellos nos ayudan de manera económica y colaboran en la organización de eventos, ya sean deportivos, técnicos o tácticos. La parte negativa, que no lo es al final, es que en cada final de temporada se llevan uno o dos o más jugadores. Son jugadores con proyección de corta edad. Unos niños que luego no llegan al juvenil nuestro. No ponemos ninguna pega a nadie. Para nosotros es un orgullo que jugadores que han pasado por el Poblense vayan al equipo puntero de Balears. Nunca paramos la progresión a un futbolista.
-Han sido muchos los futbolistas y entrenadores de sa Pobla que han llegado a la élite. ¿Es el carácter pobler?
-Quiero creer que la raza hace, que tiene algo que ver. No obstante, los tiempos cambian. Sa Pobla es un pueblo y vamos progresando. Antes no había este tipo de campos y teníamos que aprender a jugar en la calle, eso creo que era un arte. Esas circunstancias enseñaban más al jugador. Ahora la sociedad ha evolucionado y todo son comodidades. El jugador pobler tiene algo especial pero tal vez eso se pierde.
-Tratar con los padres, ¿lo más difícil para un coordinador?
-Es el tema más difícil. A nivel deportivo y de club todo es una maravilla. Hay que ser justos con un hijo. Lo que miramos es que el niño venga a aprender y a competir. Además, tiene que gustarle, si no es así que no venga. Algún padre quiere que su hijo juegue a fútbol por obligación y eso no es posible, en ningún deporte.
-¿Hay suficientes mimbres en sa Pobla para dotar de jugadores el club?
-A nivel de fútbol base sí. Un año pueden ser menos y en otro más. La escuela nos nutre y ahora tenemos 22 jugadores de 4 y 5 años de edad. Sin ir a buscar a nadie hay chicos de los pueblos colindantes que se nos han ofrecido. Todos tienen cabida pero lo que no haremos es expulsar o perjudicar a un pobler en igualdad de condiciones. Donde tenemos más problemas en encontrar jugadores es en el equipo juvenil.
-¿Y eso?
-El mundo socialmente ha cambiado. Es una edad complicada ya que influyen muchos aspectos. Vas a buscar a un juvenil para jugar en una categoría nacional ya que juega en regional con el equipo de su pueblo y te dice que no y no. Da igual si es muy bueno o tiene calidad, el futbolista prefiere quedarse con sus compañeros y pasárselo bien. Por ejemplo, en mi época estaba el jugador Tomeu Mestres, que lo acompañaban cada día desde Felanitx en motocicleta. Llegó a Primera División ya que tenía interés, y eso hoy en día no hay mucho.
-Toda la vida en el Poblense.
-Mi carrera como jugador se hizo en sa Pobla, a excepción de un año en el Margaritense, Escolar, Binissalem y cuatro en el Badia de Cala Millor. A los 32 años me retiré principalmente por motivos laborales. Acto seguido ya me puse a entrenar. Llevo 30 dirigiendo, a excepción de uno. Dos épocas de coordinador en el Poblense, una de entrenador, Manacor tres años, Felanitx, Margaritense, siete años en el Mallorca. El fútbol es y ha sido mi vida.
-¿Su mejor momento?
-En el Mallorca viví una época muy buena. Coincidí con aquel equipo de categoría sub-19 que fue de los mejores de España y que luego logró subir a Segunda. Eran buenos tiempos con el añorado Tomeu Serra, que aún le tengo en la memoria.
