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Cine

Mucho más que morbo

Los ricos, los poderosos, los triunfadores, siempre han atraído al resto de mortales por envidia o celos. Cuando se ven envueltos en crímenes el interés del público y los creadores audiovisuales se dispara. Estos son los ejemplos más recientes

Mucho más que morbo

Iré al cogollo de las historias reales para analizar si la riqueza y/o fama de sus protagonistas es capital, o si hay otros elementos/

temas con igual garra.

Todo el dinero del mundo (Ridley Scott, 2018). En 1973 un adolescente es secuestrado en Italia por la N´draguetta, la mafia calabresa. Los captores exigen un rescate a la familia del retenido. El abuelo se niega a ceder. Los mafiosos le envían (mejor dicho, a un periódico, para asegurarse el tsunami mediático) una oreja y un mechón de pelo del chico. Dejando a un lado que John Paul Getty III era nieto de uno de los hombres más ricos del planeta, el contraste entre la inocencia del chico y la crueldad de los captores es igual de llamativo. Y el dilema perenne en esos casos, ¿resistirse al pago es mezquindad o firmeza moral? La película ha provocado además revuelo por la sustitución tardía y abrupta del actor Kevin Spacey por Cristopher Plummer, bendecido además con una nominación al Oscar.

American crime story - El asesinato de Gianni Versace (serie televisiva, 2018; se emitirá por Netflix España en primavera). Andrew Cunanan era un joven atractivo, estiloso, despierto, listo. Además era gay, primer elemento de morbo. Otro, que era un mentiroso compulsivo, un jeta, un gorrón, características que siempre han dado mucho juego en cine y literatura. El tercer elemento, el más importante, es que era un psicópata, con cuatro fiambres a su espalda antes de obsesionarse con y asesinar al modisto. Versace por su parte era un arquetipo de triunfador, atractivo para su edad, rebosante de estilo, talento y dinero. La guinda morbil es la hipótesis, ni probada ni descabellada, de que criminal y víctima tuvieron algún encuentro sexual previo. Suena plausible.

Yo, Tonya (Craig Gillespie, 2018). 1994. Los familiares de una deportista de élite (patinadora artística sobre hielo) encargan a un matón que rompan las piernas de la rival para facilitar la selección nacional y, muy probablemente una medalla olímpica de la primera. No lo lograron del todo. Tonya Harding fue inhabilitada y demonizada; Nancy Kerrigan se recuperó a tiempo de obtener una medalla de plata. El morbo se disparó porque un deporte fino, autodenominado ´artístico´ recurriera a una treta tan barriobajera. La película se centra en Harding, las dificultades vitales que afrontó previamente como eximentes de su conducta. Sin embargo se olvida casi del todo de su víctima y, un vicio muy de Hollywood, utiliza a una actriz muy atractiva (Margot Robbie) ´afeándola´ para cazar un Oscar.

Foxcatcher (Bennett Miller, 2014). Un mecenas, aficionado a la lucha libre olímpica, patrocina al equipo norteamericano, les proporciona un centro deportivo y generosos salarios. En un extraño arrebato el mecenas mata al entrenador del equipo. Ocurrió en 1996. El mecenas, John du Pont, era miembro de una familia casi tan podrida de dinero como los Getty. En el juicio se supo que el hombre sufría esquizofrenia paranoide. Más que por la riqueza de éste, la película engancha por su voladura mental.

O.J. Made in America (Ezra Edelman, 2016, documental) y American crime story - The people vs. O.J. Simpson (serie televisiva, 2016). Un caso paradójico. En un país donde muchos afroamericanos son condenados a prisión o muerte injustamente, uno que sí merecía castigo, el exjugador de fútbol americano O.J. Simpson, logró esquivarlo tras asesinar a su esposa y el amante de ella. ¿Cómo? Con un abogado inteligentísimo que logró un jurado mayoritario de su raza y evidenciar suficientes defectos de la instrucción como para invalidarla. El documental ganó un Oscar el año pasado; la teleserie abunda en lo mismo en formato docudrama. (Justicia poética, Simpson lleva décadas en prisión por un sonado robo posterior)

A pesar de que estos ejemplos tienen un componente muy norteamericano (Hollywood manda) tratan temas universales. En todos están presentes uno o varios pecados capitales, la soberbia, la avaricia, la envidia, la ira y la lujuria (patente o deseada). El tema del secuestro remite a similares en años recientes de cooperantes en países en desarrollo. Los gobiernos (España, Francia y algún otro) se encontraron con el dilema de abandonar a su suerte a las víctimas o entregar dinero a probables organizaciones terroristas. El de las patinadoras remite a la fuertísima presión que hay en la mayoría de deportes por los resultados. El de los luchadores recuerda que para obtener buenos resultados hace falta mucho dinero, y los peligros de no investigar quien lo aporta. El de Simpson remarca el racismo. O sea, mucho más que morbo por riqueza o fama inherentes. Aunque ninguna de las obras sea magistral, merecen ser vistas por esos temas.

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