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De la clandestinidad a la transición

Análisis y memoria de la represión franquista contra los comunistas

Coinciden en las librerías dos volúmenes de Francisco Erice y Santos Juliá, que se entrelazan entre sí. Mientras que uno analiza la clandestinidad, el otro estudia el período de la transición

Francisco Erice.

Una de las características que ha definido la historia escrita por el profesor universitario e historiador asturiano Francisco Erice ha sido, sin duda, su impecable fundamentación teórica. Y, cómo no, ese rasgo también está presente en el planteamiento de este su último libro: Militancia clandestina y represión. La dictadura franquista contra la subversión comunista (1956-1963).

Erice desarrolló en 2009 en un excelente libro que desgraciadamente no ha tenido gran difusión por circunstancias editoriales, Guerras de la memoria y fantasmas del pasado (Usos y abusos de la memoria colectiva), una sólida y aceptable teoría sobre el correcto uso público de la memoria histórica en la lucha ideológica, basada en el principio de que el uso social de aquélla sólo era pertinente si tiene un sólido fundamento histórico.

Este libro sobre la represión franquista de la militancia comunista responde, en cierta medida, a ese planteamiento teórico: es un reconocimiento de su sacrificio por las duras condiciones de represión que tuvieron que sufrir aquellos militantes comunistas por su lucha para intentar traer la democracia y el socialismo a nuestro país. Pero, además y para ello, el contenido del libro es sobre todo una descripción y un riguroso análisis histórico de los contextos y las formas de esa política represora.

Esto es: el contexto de la política interior e internacional del franquismo en la etapa tratada, basado en el intento de apertura a Europa que le obligó a guardar las formas en sus prácticas represoras. Pero también el del cambio de planteamiento del PCE con su giro hacia la Política de Reconciliación Nacional y su objetivo de convertirse en un partido de masas. Contextos desde los cuales el historiador asturiano analiza y explica las múltiples formas, contables y no contables, de la represión franquista y de la sociología de sus víctimas. Entre las que, por cierto, ocupan el primer lugar los comunistas asturianos cuyos testimonios aparecen frecuentemente mencionados en sus páginas. Pero también esa descripción y análisis abarca el de la influencia que aquella represión tuvo en la organización del partido y en su discurso ideológico y actitudes. Y establece finalmente el balance de su eficacia y su auténtico significado. Todo ello documentado con cientos de menciones, de testimonios y casos concretos de víctimas que cumplen además bien con ese otro objetivo del libro que es el de recordarlas y rendir a sus víctimas un bien merecido homenaje.

El núcleo del libro es, pues, un minucioso y documentado repaso de las múltiples formas de represión franquista contra los militantes comunistas. Desde la caída y las detenciones que incluye las formas en que la Brigada Político-Social y la Guardia Civil actuaban, hasta un excelente análisis de la cárceles como centros de represión, pero también como espacios de resistencia y lucha, pasando por el de los interrogatorios, torturas y malos tratos, la actuación de los jueces militares franquistas ante la represión y de los procesos como rituales de poder que expresaban simbólicamente la omnipotencia de la dictadura e, incluso, de las formas no medibles de represión Quizás algunos de mis (improbables) lectores se pregunten por qué ha limitado el autor su análisis de la represión franquista exclusivamente a los militantes comunistas, lo que podría (mal) entenderse como un indicio de sectarismo y por qué además lo ha limitado a ese periodo tan concreto de 1956a 1963 que podría hacer sospechar la aplicación de un criterio estrictamente documental. Sin embargo, la justificación que realiza Erice de ese doble aspecto me parece coherente. Me explico. Tras la etapa de los años de plomo, esto es, de los años de posguerra en que la represión fue de gran intensidad y dureza y abarcó a todos los participantes en el bando republicano, de una u otra ideología, la situación represiva a partir de 1956 cambió. Por una parte, el reconocimiento de las potencias occidentales de la dictadura española como bastión de Occidente frente al comunismo que conllevó su integración en los organismos internacionales forzó, en cierta medida, a otras prácticas represivas. Y por otra, con la desestalinización y la aplicación del giro táctico del PCE hacia el objetivo de la reconciliación nacional y la lucha por alcanzar pacíficamente la democracia en su camino hacia el socialismo, el Partido (así se le denominaba) se convirtió en hegemónico en la lucha contra el Franquismo y, en consecuencia, fue el objetivo principal de la represión franquista. En 1963, con la creación del Tribunal de Orden Público y el final de las competencias de la Jurisdicción militar de los "delitos" políticos y otros cambios en la composición y actuación de la oposición antifranquista, se iniciaba otra etapa distinta de la represión. La conclusión de ese doble análisis de las formas y dimensiones de la represión, por una parte, y de su impacto sobre los propios represaliados, por otra, es la dimensión ambivalente de la represión en esta etapa. Esto es: una represión calculada, ajustada y limitada por las nuevas condiciones del intento de "normalización" del régimen en el contexto internacional. El aparato represivo no pudo permitirse seguir con las formas de dureza, crueldad y saña de la etapa anterior. Aunque aún y así, esa represión calculada tuvo, sin duda, efectos disuasorios sobre los opositores comunistas. Pero a la vez fue también no sólo un factor movilizador e incentivo de la solidaridad entre los opositores, sino que además obligó a la dictadura en ciertos casos a cambiar la legislación represiva. Todo lo cual echa por tierra la visión simplista e interesada difundida por ciertos historiadores conservadores de que sólo hubo un franquismo duro, el de los años de plomo de la posguerra. En fin, un libro excelente que debe ocupar un lugar destacado en esa nutrida historiografía sobre la represión franquista que ha venido apareciendo en los últimos años.

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