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Reedición

Soplan vientos trágicos en Ferrara

Giorgio Bassani recrea en El jardín de los Finzi-Contini un mundo personal condenado al abismo de la Italia fascista. Acantilado reedita una historia que llevó al cine Vittorio de Sica

Soplan vientos trágicos en Ferrara

Giorgio Bassani (Bolonia 1916-Roma, 2000) no fue un escritor de muchos libros pero sí de una cultura vasta y una capacidad reflexiva extraordinaria. Su prosa elegíaca de alto voltaje melancólico sobre Ferrara y los años del fascismo tiene su punto culminante en El jardín de los Finzi-Contini, una de las seis novelas de un ciclo sobre la ciudad de sus orígenes y la comunidad judía a la que perteneció, que al igual que las otras reedita ahora Acantilado. Es también de todas ellas la que mejor expresa el mundo del autor y el abismo que se abre ante él por culpa de las leyes raciales en un momento dramático de la historia de Italia.

El jardín de los Finzi-Contini, llevada al cine por Vittorio De Sica en 1970, guarda, como sucede con otras grandes ficciones de la literatura de todos los tiempos, un ecosistema que aun siendo ajeno a la experiencia del lector resulta tan literariamente vivido que se vuelve por momentos real. Y eso que Bassani se muestra alusivo y a la vez esquivo. Alusivo, porque tiene la costumbre de escribir como si todos los detalles dignos de su atención, desde la topografía de Ferrara hasta los nombres de los personajes secundarios, fueran tan familiares para sus lectores como lo son para él mismo. Huraño, porque el tono sobrio y distante de su prosa parece esforzarse por evitar la intimidad tanto con los lectores como con los personajes cuyas vidas está retratando. Mantiene la distancia no se sabe si para protegerse a sí mismo o protegerlos a ellos del sufrimiento que aguarda a sus seres queridos. Al final, nada impide que todo siga el curso trazado en el relato: el poder de la memoria y la tristeza empujan hacia adelante al escritor en la pugna que libran el moralismo reflexivo y la seducción por un mundo que está a punto de devorar cruelmente todo lo que amó. El recuerdo se entrelaza con la imaginación, la historia se engancha de la ficción, y la ficción de la historia de un modo deslumbrante.

En el otoño de 1943, casi dos centenares de miembros de la comunidad judía de Ferrara, en el noreste de Italia, fueron arrestados, encarcelados y deportados a campos de concentración en Alemania. Sólo uno regresó. Esta atrocidad es la sombría premisa que se halla detrás de la ficción narrativa de Bassani. Él mismo tenía veintisiete años en ese momento y había crecido en esa comunidad. Su padre se encontraba entre los confinados del horror nazi. Sin embargo no se trata de un alegato más contra el Holocausto, lo que el autor desea con esta novela y con el resto de las que componen el ciclo de Ferrara es que, entrelazados los recuerdos de su adolescencia y la imaginación, la vida pueda resurgir de entre los escombros trayendo al primer plano a un grupo de amigos. Se trata de unos jóvenes judíos que, agitados por el remolino del fascismo, caen como las hojas de los árboles del otoño en el parque urbano del jardín Finzi-Contini. Expulsados por motivos raciales del club de tenis local, una vieja cancha de hierba en medio del bosque les sirve de refugio. Allí quiere renacer la vieja historia de amor del narrador con Micòl, iniciada cuando eran niños y saltaban la tapia del jardín que los separaba para jugar y no perderse de vista. Pero la relación, al igual que el mundo que la acuna, no tiene futuro. En cambio, son los sentimientos de estos dos personajes los que arrastran con igual fuerza que los propios designios la gran novela de Bassani, un relato lleno de renuncias que prefigura lo que está por llegar. Se ven en el jardín, juegan al tenis, hablan de sus estudios, coquetean, mientras los peores vientos de la Historia soplan desapacibles en su Edén. Primero lejanos, más tarde se van acercando hasta que el remolino se convierte en un auténtico huracán. El destino está escrito.

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