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Novela

Pessoa, Barrero, Lisboa

Los variados hilos que tejen El rinoceronte y el poeta, la nueva novela del autor asturiano Miguel Barrero

Fernando Pessoa.

Cuando le preguntaron al novelista inglés Lawrence Norfolk sus razones para haber escrito The Pope´s Rhinoceros respondió -más o menos, pero con lógica rotunda- que juntar en la misma historia a un papa y a un rinoceronte suponía una tentación irresistible. Miguel Barrero (Oviedo, 1980) acaba de dar cinco pasos más allá. Cuenta la historia del rinoceronte (la "abada") que llegó a la casa de fieras de Lisboa en 1515 como regalo para el rey Manuel I y que, tras un conato de pelea contra un elefante y otros escarnios, fue reenviado al papa León X para conseguir los portugueses el favor político vaticano. No llegó a su destino, al naufragar el barco que lo conducía a Roma. Durero realizó del mismo el grabado que ilustra la portada de esta novela. Le suma Barrero la vida y obra - o supuesta vida y obra, dejémoslo ahí- del colosal Fernando Pessoa y de sus heterónimos. Y añade (tercer paso) las andanzas (o decepciones) lisboetas de un muy maduro y triste y ambicioso profesor e investigador pessoano español, Eduardo Espinosa, llamado esta vez a Lisboa -ciudad que frecuenta fascinado desde tiempo atrás- por un eximio colega portugués que le hará partícipe de un extraordinario secreto. Y agrega Barrero una interpretación particular suya del "sebastianismo" - ya saben: cuando vuelva el rey Sebastián, Portugal iluminará al mundo- que por no ser "spoiler" no detallo más. Quinto paso: convierte a las calles y gentes lisbonesas en coprotagonistas de la novela, con especialísima atención al itinerario de la "Revolución de los Claveles". Y todo ello en solo 200 páginas o cuatro horas de lectura apacible, cumpliendo la tan difícil encomienda de no defraudar y de no repetirse tras el éxito de su anterior obra La tinta del calamar, "Premio Rodolfo Walsh", sobre el asesinato del tan popular gijonés "Rambal".

Tal parece que la obra de Barrero -ocho libros en una docena de años, cinco premios, abundante presencia en revistas literarias y redes sociales- guarda un diseño bien estudiado, al alternar novelas instrospectivas de no ficción sobre adolescencia y juventud, con libros de viajes reivindicativos y esa estupenda entrega medio periodística medio no ficción rambaliana. Y tal parece también que ese plan de "autor" quiera proseguir con El rinoceronte€ese tanteo de zonas susceptibles de ser abordadas: ficción más no ficción, mezcla y guiños entre ambas. La historia del rinoceronte, la del sebastianismo, la de la capital lusa y la historia de Pessoa son no ficción: están hasta en la wikipedia o sobre todo en la wikipedia. Pero, como reflexiona el protagonista junto a la estatua sedente frente a "A Brasileira", no significa que sean historias ya sabidas por todo el mundo, moneda común, tema de conversación general. Nada mal viene recordarlas o darlas a conocer a tantos. Solo la historia del investigador Espinosa (y esa que se apunta al fondo de un amigo suyo del pasado) es ficción pura clásica: el héroe llamado a conocer y afrontar un secreto que derrumbará su vida. Así que toca ensamblar ambos mundos: Espinosa es un rinoceronte (y al revés) en cuanto ser proveniente de un mundo que se enfrenta a la extrañeza del nuevo en una ciudad que muda, tal y como Pessoa era una rarísimo bicho muy por encima de la mediocridad ambiente. El choque produce decepción aunque denodada esperanza: se desmorona el mundo de Espinosa (el rinoceronte se ahogó, Pessoa murió desbaratado sin conocer la vejez, Lisboa se incendió, los sebastianistas aún vagan por ahí) pero, si redención hubiese, solo la habría precisamente mediante lo que provocó el derrumbe: la cultura, ese Quinto Imperio que sería la cultura. Mitridatismo puro, he ahí el acierto mayor de la tan sugerente como sutil entrega de Barrero.

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