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Tinta fresca

La gran joya de la literatura rusa

Admirable edición bilingüe del Yevgueni Oneguin de Pushkin

Eugene Onegin de Tchaikovsky.

Alexander Pushkin logró con Yevgueni Oneguin la gran novela rusa, el texto titánico que le garantizó un lugar de privilegio en la historia de la literatura universal. Publicada en 1833 y escrita siguiendo las exigentes hormas del modelo byroniano de la novela en verso, es un título capital sin el cual no se entendería la aparición posterior de Gógol, Tolstói, Dostoievski o Chejov. Ni más ni menos. Pushkin pintó en sus magistrales páginas un inmenso fresco del saber universal y un retrato preciso de la Rusia que le tocó vivir pero también de la más ancestral, gigantesco escenario donde se desarrolla la trama de la novela, claramente influida por los grandes temas del Romantisicmo: la lucha individual frente a la sociedad, el amor y la amistad. "Todos tenemos que aprender de Pushkin", sentenció el autor de Guerra y Paz. "Somos pigmeos en comparación con Pushkin", advirtió el creador de Crimen y castigo, convencido de que nadie profundizó más y mejor en el alma rusa. Y Vladimir Nabókov tenía claro que "es la primera novela rusa y la más fundamental".

Semejante joya literaria no tuvo en el mercado español el trato que se merece, y la admirable editorial mettok repara ese olvido con una edición bilingüe que presenta por primera vez la versión original y recupera los textos censurados. Al mismo tiempo, se añaden los capítulos que el autor no terminó y un anexo con esbozos y variaciones, lo que incorpora a la lectura la fascinante posibilidad de asistir en primera fila al proceso de creación y tener información elocuente sobre los propósitos de Pushkin.

De ese gigantesco desafío se ha ocupado Manuel Ángel Chica Benayas, quien recuerda en su imprescindible introducción que estamos ante "la gran novela rusa que casi nadie ha leído". Es verdad, explica, que "a este desconocimiento puedan ayudar su complicada estructura y sus características que hacen de su traducción un trabajo, cuanto menos, laborioso.Y tampoco podemos olvidarnos, tristemente, de los condicionantes políticos y económicos habidos hasta hace relativamente poco". En estas páginas, apunta, "podemos decir sin miedo que se encuentra toda Rusia. Es un mosaico perfecto decir de todas las pequeñas teselas que componen ese gigantesco y colosal todo que es Rusia. Está la Rusia de la melancolía y los días oscuros, pero también la Rusia alegre y luminosa, la Rusia de la fría belleza y la Rusia de las pasiones ardientes, la Rusia de los caminos de barro y la Rusia de los pensadores y los intelectuales, la Rusia rural y la Rusia cosmopolita, la Rusia de las tradiciones y la Rusia revolucionaria, la Rusia de los siervos y la Rusia de los trabajadores..." Y, no lo olvidemos, la obra "está dominada por un ferviente amor al arte, al amor y la vida".

Pushkin, fallecido prematuramente por las heridas sufridas en un duelo, tardó siete años, cuatro meses y diecisiete días en escribir su obra maestra. Su obra total. Articula su novela en ocho capítulos, y cada uno de ellos en un número variable de estrofas, inventando una estrofa propia: la oneguiniana. Con ese arsenal poético, creó una enciclopedia de la vida rusa que se lee con asombro, devoción y respeto.

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