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El Arte en la Reforma de Lutero

El cisma religioso dio lugar también a un cisma estilístico que diferencia claramente el arte de los países protestantes y católicos

Lucas Cranach.

Se da cierta unanimidad de criterios para distinguir dentro del Barroco la corriente estilística conocida como arte de la Contrarreforma, pero hay divergencias para concretar las claves de una teoría del arte protestante aunque resulta patente la influencia de Lutero en el arte que se desarrolló en los países protestantes durante el S.XVll, especialmente en la Holanda calvinista.

La ruptura de Lutero con la Iglesia católica no sólo implicó una nueva doctrina derivada de las 95 tesis, el lugar reservado por él a la lengua nacional en la literatura sacra, especialmente con la traducción de la Biblia, proclamaba la voluntad de escapar de la tutela de Roma creando una forma de cristianismo propio, la autonomía espiritual también suponía autonomía para utilizar la imagen desvinculándose de los dictámenes doctrinales de Roma. Se imponía el individualismo frente al universalismo católico.

A partir de la Reforma el arte del Norte de Europa dejó de ser específicamente cristiano. Estos países sobre los avances estilístico de la Escuela Flamenca del siglo anterior, y del racionalismo sustentado por la burguesía comercial como clase hegemónica, lograron que el arte y el artista se emanciparan del control eclesiástico y de la aristocracia monárquica para abrirse a la naturaleza y seleccionar, idealizar o retratar lo que querían y como querían. Bajo la idea luterana del sacerdocio universal y de la relación directa del individuo con Dios, también dejaron de ser los mecenas artísticos de los que dependían los encargos, los principales procedían de la burguesía que quería ver reproducido su entorno para decorar sus mansiones. El interés por la realidad inmediata y concreta, la presencia cotidiana de la verdad y la sencillez inspiró y orientó a los artistas. Los temas religiosos perdieron importancia frente a la representación de escenas de la vida cotidiana, paisaje, retrato, cuadro de costumbres, en definitiva predilección por lo inmediato y abarcable huyendo de lo transcendental

La consideración de acónico al arte vinculado a Lutero se debe a que su doctrina prescinde del culto a las imágenes por considerar que se trata de idolatría y superstición. La afirmación que en la salvación sólo interviene la fe, la relación del individuo con Dios sin necesidad de intercesores es el motivo por el que se prescinde del repertorio de la Virgen y de los santos, tan utilizados en el arte católico después de la Contrarrefoma, para centrar la atención en la Biblia como única guía espiritual y como fuente de los temas. Las creaciones artísticas religiosas se basan en escenas bíblicas pero en su tratamiento formal lo que menos interesa es el tema, se relega a pretexto para seguir las corrientes estilísticas de la época, principalmente en el tratamiento de la luz, en ocasiones con influencias del tenebrismo, "El Hijo pródigo" Rembrandt (1606-1669) o en el naturalismo para tratar el paisaje "Huida a Egipto" de A.Elsheimer (1578-1610) son un buen ejemplo.

Lutero mantuvo una estrecha amistad con artistas, especialmente grabadores. Fue gran amigo de Durero, en la evolución estilística de su estilo se hace patente la influencia del luteranismo en el dramatismo de los grabados de su última etapa. También gran amigo de la familia de Lucas Cranach el Viejo, frecuentaba su taller de grabados y fueron frecuentes los encargos para la ilustración de biblias, éstas ofrecen gran interés dentro de la pintura religiosa reformista.

En la confrontación Reforma-Contrarreforma la imagen tuvo importancia como instrumento propagandístico para adoctrinar a su respectiva población, incluso mediante el impacto de algunas figuras o escenas se desprestigiaba a la religión contraria. Hans Holbein el Joven ( Alemania 149?-1543) realizó una crítica al perdón mediante dos escenas que representan el verdadero y el falso perdón, en una representa a David y a Moisés confesando sus pecados directamente a Dios quien sin intercesión les perdona, en la otra escena se representa al Papa presidiendo la venta de indulgencias que significa el precio del perdón. La venta de indulgencias fue precisamente el punto de ruptura de Lutero con Roma.

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