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Futuro

Yo he visto cosas que no creeríais...

Tusset aborda la Estupidez Artificial en un preapocalipsis barcelonés

P. Tusset.

"La Barcelona canalla de Vázquez Montalbán tuvo un bonito funeral olímpico, a la posmoderna de Lo mejor que le puede pasar a un cruasán se la llevó el vendaval de la crisis económica. Hemos entrado en la era de la posverdad: bienvenidos a Barna City, la delirante ciudad de los turistas, los hipsters sin techo y los millenials turismofóbicos, donde sólo llueve cuando lo dice el servicio meteorológico de Google y no sobrevive ninguna idea que no se pueda expresar en menos de 140 caracteres. Es la rutilante ciudad memética, que se parece como una prima hermana a cualquier ciudad del mundo global, desde Avilés a Detroit pasando por Osaka". Palabra de Pablo Tusset para presentarnos su Sakamura y los turistas sin karma, una novela sobre una Barcelona preapocalíptica tipo Blade runner llena de turistas. Sigamos: "¿Pero qué mejor lugar de entrenamiento para unos androides de fabricación japonesa que las colas de turistas de la Sagrada Familia, uno de los lugares del planeta con mayor concentración de nipones raros por metro cuadrado? En ninguna parte pasarían más desapercibidos que allí. ¿Y qué mejor lugar también para jubilar discretamente a un policía japonés de la Omnipol, desprestigiado tras protagonizar una estúpida y mendaz novela del malvado Pablo Tusset -véase Sakamura, Corrales y los muertos rientes-?"

Cuando en pleno bochorno mediterráneo "dos androides replicantes en periodo de pruebas se rebelan a su destino esclavo y deciden ir en busca de su diseñador, no hay bladde runner que pueda detenerlos, sólo el viejo inspector y maestro zen Takeshi Sakamura puede detectar a los dos turistas sin karma y neutralizarlos con su irresistible modestia zen y sus estrellas ninja reglamentarias. Entre tanto, los nativos barnaciteses inventan hashtags solidarios con las víctimas y convocan caceroladas antiturismo que obligan a la policía municipal pacifista a retirarse en desbandada. Se requerirá toda la inteligencia comunicativa de la Omnipol para inventar una explicación tuiteable de lo que está ocurriendo, hay que tranquilizar a la población y de paso evitar el descalabro de la industria turística internacional".

Sin embargo, matiza su autor, "ésta no es una novela sobre turistas, ni sobre robots que quieren tener genitales como los humanos, tampoco sobre un policía y maestro budista caído en desgracia, ni sobre su ayudante Lilith, la bella hacker y cazadora de psicópatas; ni siquiera es una novela sobre Telefunken, el primer gato policía de la historia de la literatura. Ésta es una novela sobre la Estupidez Artificial -Artificial Stupidity-, y en especial sobre la vieja estupidez humana, que sigue manifestándose pletórica en la era digital. Puede que también aborde la imposibilidad de escribir algo innovador y relevante desde una ciudad que, pese a su aparente modernidad, ni siquiera tiene vanguardia artística, o cuya contracultura es y ha sido siempre de segunda mano, pero eso sólo lo notarán los lectores empeñados en buscarle tres pies a Telefunken. En resúmen poca cosa, sólo un librito de humor para pasar el rato". No se minusvalore, Tusset: Sakamura vale su karma en oro.

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