Ante todo he de reconocer mi devoción por todo cuanto escribe Siri Hustvedt y esta admiración lo es en la medida en que a menudo discrepo de sus textos, tanto ensayos como literarios, aunque en el fondo apruebo ampliamente sus tesis, especialmente aquellas en las que trata sobre el arte. De ahí que, al saber de la entrada en librerías de su último libro publicado aquí, me dispongo a echarles una ojeada a esos textos.
De entrada, me encanta su título "La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres" (Seix Barral), con el atractivo subtítulo "Ensayo sobre feminismo, arte y ciencia", como refrendo de su incontestable título. De hecho, toda su obra ha girado sobre le arte con trasfondo feminista y desde "La mujer temblorosa" de 2009, la ciencia, el hecho científico aplicado a la salud, al cerebro y a la mente. Sus trabajos sobre el arte adquieren oportunas reflexiones más allá de la erudición que supone tratar el arte de artistas tan dispares como Goya o Koons.
En el libro en cuestión, Hustvedt reúne ensayos, encargos para revistas y conferencias que van desde la crítica artística hasta la visión científica, todo ello tamizado por su sentido humanístico y feminista, característico de toda su obra. Personalmente, aprecio más la primera parte del libro, precisamente la que da título al libro, en la que habla sin tapujos de la percepción que obtiene de la obra de Picasso, Beckmann o De Kooning, a partir de la revisión de una de sus obras expuestas en "Mujeres", en la que los tres artistas están presentes como únicos participantes.
En esta primera parte, Hustvedt recorre la obra de otros artistas como Jeff Koons, del que no duda en calificar como celebridad artística y de dinero antes que de grandeza. En esta visión de su obra "El perro globo", le permite hacer un alegato en pro de las mujeres artistas pese a que, según confirma, casi el 80% de las exposiciones realizadas en galerías de Nueva York durante la última década, han sido protagonizadas por hombres, muchas de estas galerías están dirigidas por mujeres.
Louise Bourgeois, que para ella sigue siendo la gran artista del siglo XX, Anselm Kiefer, sobre el que inicia su reflexión a partir de la experiencia vivida por su madre cuando la invasión de Noruega por los nazis, son dos de los artistas plásticos que requieren su interés y sobre los que se explaya con admiración. Brillante resulta la resolución de los puntos y contrapuntos que, a su entender, tienen en común la obra del fotógrafo Robert Mapplethorpe con la del cineasta Pedro Almodóvar. Para Hustvedt, la obra del fotógrafo tiene escasas referencias culturales, pese a ello, más mitológicas, mientras, describe las de Almodóvar por su estética híbrida y concluye que la obra del manchego es más densa y compleja.
Pina Bausch, Wim Wenders, Susan Sontag, tienen capítulos propios en este apartado que por si solos ya merecen una lectura. Hustvedt no solo es una ensayista amena que no duda en intercalar claras opiniones personales sobre el tema que trata, además incluye valoraciones eruditas propias de una avezada lectora, sobre las que genera opiniones para acercarnos a su pensamiento libre, la mayoría de ellas, capaces de hacernos revisar conceptos como el dinero, la percepción, el conocimiento y, precisamente, sobre el feminismo, el arte y la ciencia.
