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Novela negra

El negro verde de Donna Leon

El nuevo caso del comisario Brunetti, en la Venecia insostenible, trata el desastre mediambiental

El negro verde de Donna Leon

Cuando en 2014 tuvimos la suerte de charlar con Donna Leon (New Jersey, 1942), en el marco del Centro Niemeyer, ante más de quinientos seguidores de las peripecias de sus personajes y de su literatura, ya nos adelantó lo que más le inquietaba: «Lo que verdaderamente me preocupa en estos momentos es el medio ambiente y preservar la naturaleza para las generaciones futuras». Esa es una de las razones por las que desprecia a Tr u m p y a los compatriotas que le siguen, por negar el cambio climático, el calentamiento global. Así, Donna Leon, fiel a ese principio, nos ha presentado Restos mortales, la vigésimo sexta entrega de las aventuras del comisario Brunetti y de su corte de secundarios en las vías, puentes y canales de Venecia. En esta novela nos muestra su indignación ante el desastre medioambiental, partiendo de lo difícil que es subsistir actualmente en Venecia. Durante más de treinta años, la autora ha vivido de forma permanente en la ciudad; actualmente, debido a la avalancha de turistas y a la carestía de la vivienda -nos decía entonces que la clase media ya no podía vivir allí, pues las rentas de los pisos rondaban los tres mil euros mensuales- ya solo reside unos meses al año, fijando su residencia habitual en Suiza

La novela comienza con el comisario Guido Brunetti perdiendo el conocimiento en medio de un interrogatorio. Tanto el médico como su esposa Paola coinciden en que se ha de tomar unas vacaciones lejos del bullicio de Venecia y del agobio de su comisaría.

Esto le llevará a una casa familiar en la isla de Sant´Erasmo, en plena laguna veneciana. Brunetti se plantea estas vacaciones como una forma de recuperar su forma física practicando remo y rescatar lecturas atrasadas.

Donna Leon nos presenta un protagonista cansado de la rutina, de la burocracia y de la política entrometiéndose en la labor diaria de la policía. En este retiro, su comisario Brunetti conocerá a Davide Casati, el hombre encargado de cuidar la vivienda familiar en Sant´Erasmo, un tipo duro y peculiar, al que sólo le preocupa el cuidado de sus abejas, que están desapareciendo en toda la zona a causa de algún inexplicable fenómeno. Esa tranquilidad a la que Donna va a someter a su comisario, se traslada a toda la obra, pues no seguirá el canon clásico de la necesidad de investigar un asesinato desde el primer capítulo para imprimir velocidad a la trama; al contrario, el primer cadáver no hace su aparición hasta la página 87 y es el de una abeja. No será, pues, hasta la página 156 que Casati, experto navegante y conocedor de las islas, aparece ahogado. Es a partir de ahí que la trama se vuelve clásica con la búsqueda de las razones de su muerte, que llevará a implicar a una gran empresa por la contaminación de la laguna veneciana, el manejo de residuos tóxicos y el desequilibro del ecosistema. Tal y como Grissom, en la serie CSI- Las Vegas, empleaba a los insectos que rodeaban el escenario del crimen para avanzar en la investigación, Donna Leon utiliza a las abejas para mostrarnos que su muerte indica las sustancias nocivas que pululan en el aire, producto de la contaminación. Es una aventura de su comisario Brunetti más pausada, recreándose en los escenarios que rodean a Venecia y sus islas limítrofes; así como en la psicología de los habitantes naturales de la zona, lejos del turista y de la aristocracia a la que nos tenía acostumbrados en entregas anteriores, principalmente por la familia de Paola, la esposa de Brunetti.

Donna Leon

Restos Mortales

Seix Barral, 320 páginas, 17,58€

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