Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Narrativa

Nawal el Saadawi: Tensando la cuerda de la libertad

La adalid del feminismo relata la lucha de las mujeres egipcias por sus derechos

Nawal el Saadawi, participando en una manifestación en Barcelona, en 2011. reuters

La literatura egipcia como tal es casi desconocida en nuestro país, excepción hecha del Premio Nobel de 1988 Naguib Mahfuz, pero la literatura escrita por mujeres en Egipto es una página en blanco más de nuestra cultura contemporánea. Si bien, ya en 1923, Huda Shaarawi (1879-1947) organizó el grupo Egyptian Feminist Union, que luchó por que se reformaran las leyes matrimoniales y de divorcio, por que se aboliera el velo y se mejorara la sanidad. Huda Shaarawi publicó sus memorias, Los años del harén: memorias de una feminista egipcia, y gracias a sus esfuerzos y a los de otras pioneras, en 1945 asistieron varias delegadas egipcias a París al Primer Congreso Mundial de las Mujeres.

Sin embargo, debido a los avatares de la política del país, demasiado prolijos para explicarlos aquí, las fuerzas del poder devolvieron a la mujer egipcia al punto cero de donde había partido. La Constitución de 1971 supuso un notable retroceso sobre la de 1956 para los derechos civiles de las mujeres, pues si bien proclama que todos los ciudadanos son iguales ante la ley, admite oficialmente diferencias notables en el grado de ciudadanía de las mujeres.

Nawal el Saadawi, nacida en 1931 en el seno de una familia ilustrada de clase media, se licencia en Medicina en 1955 y se convierte en adalid de los derechos de las mujeres de su país y, en particular, en el derecho de éstas a vivir su sexualidad. Muy pronto, la autora sufrió la clausura de la revista Salud, desde donde dirigía una campaña a favor de la salud integral, lo que incluye, por definición, la erradicación de la pobreza y de la ignorancia; "osadía" que le valió tres meses de cárcel en 1981. A pesar de ello, El Saadawi, en 1982, organiza la Asociación de Solidaridad de las Mujeres Árabes, que obtuvo el estatuto de "organización consultiva" en el Consejo Económico y Social de la ONU, y que fue disuelta por las autoridades en 1991 porque, según denuncia El Saadawi, "el gobierno quiere que las mujeres nos asociemos sólo en proyectos caritativos".

Esta autora cuenta con una amplia obra, compuesta de estudios sobre salud social y de novelas, siempre con la situación de las mujeres egipcias en el centro de su temática. Su primera novela, Mujer en punto cero, publicada en 1975, denuncia la capacidad de decisión de los hombres sobre la vida y el futuro de las mujeres, de manera tal que éstas son reducidas a ser, únicamente, un objeto sexual, cuidadoras y sirvientas. En estas circunstancias tan estrechas, las mujeres pierden sus rasgos personales, su derecho a la subjetividad, y pueden ser fácilmente sustituidas por otras mujeres. Dice Fardous, personaje principal de Mujer en punto cero: "Sustituí a mi madre y empecé a hacer lo que antes hacía ella. Mi madre desapareció y su lugar fue ocupado por otra mujer [€] exactamente igual a ella".

El único vestigio personal se conserva en los ojos; Fardous explora a la gente de su entorno y los cataloga según lo que lee en sus ojos: unos la acarician y la animan, otros la asustan. La pesadilla de Fardous ha sido no tener apenas modelos cálidos y humanos que seguir, sólo "ojos vigilantes" que controlaron siempre su vida.

Su camino hacia la cárcel y el cadalso constituye una peregrinación sin rumbo, perseguida por las miradas frías y cortantes de diversos personajes, embrutecidos, que no se paran a pensar, sino que sólo disfrutan, cual animales, de las prerrogativas que les concede el sistema. Nawal el Saadawi, que comienza la novela aclarando que "Este es el relato auténtico de la vida de una mujer. La conocí hace unos años en la cárcel de Qanatir", se duele no sólo de que los hombres inflijan dolor a las mujeres, sino de que malgasten el potencial de convivencia, ternura y compañerismo que una vida en igualdad les podría reportar a ellos también

El relato novelado de la vida de Fardous, contada por ella misma, no podía terminar bien, dadas las circunstancias. En las novelas decimonónicas, las mujeres, llegadas a este punto de tensión, se suicidaban o se abandonaban a la locura; en el siglo XX, sus estrategias de resistencia las llevan a la cárcel. Hay una larga lista de obras que lo atestiguan, entre otras las de Zaynab al Ghazali, Farida al Naqqash, Safinaz Kazim, Latifa al Zayyat y la de la propia Nawal el Saadawi, Desde la prisión, de 1982.

Mujer en punto cero fue publicada por la editorial Horas y Horas en 1994, en traducción de Mireia Bofill Abelló, con un prefacio de la autora de 1983. Capitán Swing Libros recoge esa misma edición y le añade una introducción de El Saadawi, escrita en El Cairo en 2016. En ella, la autora aún define esta historia como "una historia simple de una mujer simple que soñaba con la justicia, la dignidad, el amor y la libertad".

Compartir el artículo

stats