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Cine

La La... La que va a ganar

Los Globos de Oro y las nominaciones a los Oscars vienen a ser la parrilla de salida de una carrera que, hasta el 26 de febrero, no tendrá vencedores definitivos ¿Ganará la mejor colocada en las apuestas? ¿Ganará la mejor película del año? ¿Coincidirán ambas? ¿Se confirmará la apuesta por la diversidad racial, o ganarán los (blancos) de siempre?

Fotograma de la película ´La La Land´, favorita para los próximos premios de la Academia. black label/gilbert/impostor

Las aspirantes (y aspiradas) a los Oscars este año son:

La de un pianista de jazz (blanco) que se enamora de una aspirante a actriz (blanca) y los dos, de garito en garito y casting en casting acaban (por separado) comiendo perdices. La La Land es una película resultona, es indudable. Por los números musicales, los diálogos del cortejeo inicial, los homenajes a Melodías de Broadway o Un americano en París, y por la química entre la pareja de actores. Si Ryan Gosling se lleva el Oscar será (además) por un puñado largo de excelentes actuaciones previas, Half Nelson, Drive, Dos buenos tipos o Blue Valentine. Emma Stone es tan guapa que (parafraseando a Tobey McGuire en Las normas de la casa de la sidra) duele mirarla. Y además es buena actriz, sin atreverme a calificarla de galáctica. Sin embargo no es la mejor película del año. El guión es babosillo. Su loa del ´si quieres, puedes´ es un sarcasmo en los tiempos que corren. El pianista es un esnob, un machito, un machista refinado. La actriz se prenda con la guaracha del macho machito. La reivindicación del jazz puro es un falsete. Arrasará porque ya es una bola de nieve imparable, porque desde Chicago (2002) un musical no ha ganado el premio gordo, porque es una película blanca y en botella.

La del negro criado en un barrio pobre de Florida que busca su camino vital en un difícil entorno. Moonlight es una extraña película. Ha dejado boquiabiertos a prácticamente todos los críticos. Trata los temas de la raza, la sexualidad y el aislamiento con extremada sensibilidad y profundidad. El perfecto sparring para que los miembros de la Academia (parafraseando a Octavia Spencer en Figuras ocultas) se crean que no son racistas dándole un par de premios de consolación.

La de la (irrepetible) primera dama. Para mi Pablo Larraín es un González Iñárritu con idéntico o superior talento y un ego mucho más controlado (o más disimulado). Con Jackie llega (¿casi?) al tuétano de una de las mujeres más fascinantes y esquivas de la historia reciente de Estados Unidos, la viuda del asesinado J. F. Kennedy. Pocas nominaciones para las expectativas que apuntaba hace escasas semanas. Ni siquiera Natalie Portman tiene asegurada su segunda estatuilla. Peaje para Larraín que seguirá, estoy seguro, dándonos muchos alegrones en el futuro.

La del padre adoptante. Manchester junto al mar. Otra película poco convencional (y por tanto de público más limitado) que ha obtenido unas críticas excelsas. Un drama intimista sobre un hombre (Casey Affleck) forzado a ocuparse de un sobrino tras la muerte de su hermano. La actuación de Casey también la ponen por las nubes. Mucho menos fama que su hermano Ben, menos ego, mejor actor (A Ben lo tengo atravesado, confieso). Me temo que no podrá con la avalancha de La La Land.

La de cada año. Meryl Streep acumula 20 nominaciones y 3 Oscars. Sí, es del mismo color de piel que la mayoría de académicos. No, no se vanagloria de ello. Es una de las personas que está levantando más/mejor la voz contra la recién inaugurada dictadura de Trump. Y cada vez es una gozada verla, aunque sea en una blandorrada como Florence Foster Jenkins (mucho más recomendable es la versión francesa de la misma historia, Madame Marguerite).

El del pelucón y la dentadura postiza. Toni Erdmann es un potente dramedia alemán sobre un padre bromista que intenta levantar la autoestima de su hija. Peleará contra una sueca (Un hombre llamado Ove) y una del iraní Asghar Farahdi (El viajante), un híbrido de Arthur Miller y la obra previa del persa, Nader y Simin, una separación. Bien al comité por cribar lo único decente en la hueca Elle de Paul Verhoeven, otra actuación impagable de Isabelle Huppert. Mal por ignorar al Neruda de Larraín. Bien, con !!!!!, la selección entre los mejores guiones de la película más marciana, más extraña del año con diferencia, Langosta del griego Yorgos Lanthimos. Otra que tal, la coreana La doncella, hubiera sido un doble campanazo.

El purgatorio de los desterrados lo encabeza Paterson. Mejor (quizás) porque Jarmusch mantendrá su aura de director de culto y Adam Driver seguirá luchando, bordando actuaciones como la del conductor de autobús o el jesuita de Silencio. Deadpool es un soplo de frescura en el género de superhéroes, pero abusar de la cuarta pared resta demasiados puntos en el carnet de la ortodoxia. Amy Adams por La llegada y Tom Hanks por Sully merecían como poco ser nominados.

Mala tarde. ¿Mala cosecha? En absoluto. Si toca año de ombliguismo académico, qué guapos somos y cómo bailamos, allá ellos. Yo seguiré disfrutando con los directores que arriesgan, Jarmusch, Larraín, Lonergan, Jenkins, Ade, Lanthimos, Park. Los descastados habituales.

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