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Paseo de ronda

Ramon Llull ¿te da alas?

Luis Moreno, con la concejala de Cultura y el alcalde de León. César Andrés/Ayuntamiento de León

En este cuaderno de cultura saludamos con respeto los apellidos Alomar y Sánchez-Cuenca, que son los de nuestro compañero Fernando, nuestro hombre en las pantallas mágicas de las salas oscuras del cinematógrafo. Desde aquí, un abrazo fuerte a él y a su familia por el fallecimiento, el sábado, del arquitecto, ex senador y hombre culto Felipe Sánchez-Cuenca.

El domingo nos dejó Al Jarreau, así que al año que empezamos no hace mucho parece que también le da por cebarse en el gremio de los músicos. Sí, su carrera dio para mucho más, pero también es verdad que la sintonía de esa Luz de luna que nos encandiló allá por los años ochenta constituye una buena razón para que le recordemos.

Este mallorquín de Vallekas (sí: con k) que es Luis Moreno presenta el próximo jueves, 23 de febrero, a las ocho de la tarde, en la librería palmesana Biblioteca de Babel (junto a esas escaleras que descienden de Sant Miquel, un poco a la manera de las de Sant Martí en Girona, pero sin llegar a tanto encanto), su poemario K. La Vía Láctea, premio nacional Antonio González de Lama, concedido por el Ayuntamiento de León (otra ciudad de piedras prodigiosas). Le acompañará la gestora cultural Francesca Gelabert. Amén de poeta y maestro de reiki, Luis Moreno es una de las personas que más saben de ángeles, esos seres escurridizos que velan por nosotros.

En Embat, Born y Quars de Llibres, en el Institut ses Estacions, en la Biblioteca de Cort, en el Teatre Municipal Catalina Valls y en las calles de Palma, continúa el octavo Febrer Negre, hasta el 24 de los corrientes. Para estos próximos días nos aguardan conversaciones en torno a las últimas novelas de Sebastià Bennasar, Dora Muñoz, Carlos Bassas del Rey, Santiago Álvarez, Ricardo Alía y Aro Sáinz de la Maza, entre otras actividades. Encuentran el programa en la página de Facebook Febrer Negre; o bien, si las redes sociales se les resisten, en la web de las librerías arriba citadas.

Me gusta la propuesta del Consell de Mallorca de rebautizar el aeropuerto como Ramon Llull, porque ese gran mamotreto, donde hemos echado tantas horas cuantos en esta isla residimos, ciertamente representa la puerta de entrada de millones de seres humanos, a quienes este nombre del sabio de la barba florida se les volverá como de la familia. Sólo me preocupa que se incrementen el despiste de los turistas y las dificultades de pronunciación de los locutores de los noticieros.

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